El mercado bursátil está dominado por los valores tecnológicos, empresas con un negocio fulgurante en la inteligencia artificial y elevados beneficios, pero que prácticamente no se prodigan en el pago de dividendos. Más allá del furor tecnológico, una de las estrategias más arraigadas que hay en el mercado consiste en invertir en empresas que aumentan el dividendo cada año. Se trata de una tendencia atractiva porque el accionista recibe un dinero extra solo por mantener los títulos en cartera. Pero resulta interesante siempre que los títulos eleven su precio, ya que de poco sirve recibir un pago cada año, cada semestre o cada tres meses, si después las acciones pierden en Bolsa lo invertido. Y en la actualidad, hay empresas que hacen doblete: reparten dividendos de forma constante y previsible y además cotizan en máximos históricos.

Los defensores de esta estrategia sostienen que las compañías que acuden puntuales a su cita con el reparto de dividendos aguantan mejor en épocas de crisis que los principales índices y que son más rentables a lo largo del tiempo. En ese sentido, los argumentos se basan en que son compañías con un negocio sólido y sostenible y eso les permite elevar de forma escalonada y constante los pagos a los inversores. Durante la época de tipos de interés en negativo se popularizó la inversión en estas compañías. Mientras la deuda no generaba rentabilidad y desaparecieron productos de ahorro conservador como cuentas remuneradas y depósitos, estos valores proporcionaban un refugio, ya que suelen ofrecer un comportamiento estable tanto en el negocio como en el desempeño en Bolsa, con una rentabilidad por dividendo que ronda el 3%.

En Estados Unidos hay un selecto grupo de empresas que llevan aumentando el dividendo al menos 25 años seguidos y reciben el nombre de aristócratas del dividendo. También deben cumplir otros requisitos, como formar parte del índice S&P 500 (que agrupa a las mayores cotizadas estadounidenses), tener una capitalización de al menos 3.000 millones de dólares y tener un volumen diario de negociación de al menos cinco millones de dólares. En 2024 componen ese grupo 68 grandes compañías, en muchos casos líderes de sus sectores, como Colgate-Palmolive, Caterpillar o Procter & Gamble. Y más allá de asegurar al accionista un dividendo que crece cada año, algunas de ellas también están cotizando en sus niveles máximos históricos, por lo que los inversores, además de llevarse un jugoso pago, están viendo revalorizada su inversión.

En ese sentido, destaca la biofarmacéutica estadounidense AbbVie. La empresa especializada en los campos de la inmunología, la oncología, neurociencia y virología, y que comercializa la famosa marca Bótox, repartió en 2023 un total de 5,9 euros por título en dividendos (+5%), lo que supone una rentabilidad del 3,3%. Los títulos se apuntan un 12% en lo que va de año, hasta máximos históricos.

La petrolera Exxon Mobil sigue manteniendo su poderío pese a los planes de transición energética que se están acometiendo en Occidente. Se trata de la mayor petrolera privada del mundo y es recordada por protagonizar varios escándalos medioambientales, como el caso del Exxon Valdez en Alaska, considerado como el mayor vertido de petróleo en la naturaleza. A pesar de ello, ha dado pasos para dar un giro a su negocio hacia soluciones energéticas bajas en emisiones. El año pasado repartió entre sus accionistas 3,4 euros por acción, con una rentabilidad por dividendo del 3,3%.

En el sector industrial destaca el proveedor de suministros de construcción Fastenal. La compañía se revaloriza un 18% en el año después de anunciar unas previsiones de ventas para 2024 por encima de la media del sector. En 2023 repartió entre los accionistas dividendos por 1,6 dólares por acción (elevó el dividendo un 38%). Ofrece una rentabilidad del 2,3%.

El sector de la distribución cuenta con varios reyes del dividendo. El gigante de los bienes de consumo Procter & Gamble, que comercializa marcas como Ariel, Gillette, Pantene o Fairy es una de las compañías que más hace gala de su compromiso con el pago de dividendos a los accionistas. El año pasado pagó 3,73 dólares por acción (supone una rentabilidad del 2,33%) y en el primer trimestre los títulos repuntan un 8,58%.

Su competidor Colgate-Palmolive también es un clásico de entre las empresas que aumentan cada año su dividendo. En 2023 abonó 1,91 dólares por título (la rentabilidad es del 2,15%). Recientemente, el consejo de administración de la compañía aprobó que para este año el pago sea de 2 dólares. Los títulos cotizan en máximos históricos y en el año se revalorizan un 11%.

La lista de empresas aristócratas del dividendo que cotizan en máximos la completan la aseguradora Aflac (repartió 1,68 dólares por acción, con una rentabilidad del 2,06%) y la empresa especializada en producir equipamiento industrial Illinois Tool Works (abonó 5,33 dólares por acción con una rentabilidad del 2,03%). También el conglomerado especializado en la industria aeroespacial y militar General Dynamics, que se ha visto favorecida por el rearme de las defensas ante los recientes conflictos bélicos. En 2023 pagó 5,22 dólares por acción (ofrece una rentabilidad del 1,89%). La eléctrica Emerson Electric, que también cotiza en zona de máximos, repartió 2,085 dólares por título. Cardinal Health (pagó 1,993 dólares por acción con una rentabilidad del 1,78%), Lowe’s Companies (abonó un 4,3 dólares en dividendos) y el fabricante de maquinaria Caterpillar (distribuyó un dividendo de 5 dólares, lo que supone una rentabilidad del 1,42%) completan la lista.

El caso europeo

En Europa, también hay índices similares al de los aristócratas del dividendo estadounidenses. El más popular es el S&P Europe 350 Dividends Aristocrats, aunque en este caso lo componen empresas que llevan al menos 10 años seguidos aumentando los pagos entre los accionistas. En general, en el Viejo Continente cuesta más encontrar un número tan amplio de valores que repartan dividendos crecientes y coticen en máximos. Entre las empresas que agrupa, destaca la británica del sector de defensa BAE Systems, que pagó el año pasado 2,085 libras por acción (supone una rentabilidad del 2,05%), la también británica Sage Group, que abonó 0,187 libras (una rentabilidad del 1,5%) o la sueca Assa Abloy, que ofrece una rentabilidad por dividendo del 1,52%.

También se encuentran en este grupo otras compañías más conocidas como la danesa Novo Nordisk (ofrece una rentabilidad por dividendo del 1,05%), que se ha visto impulsada por los avances en la píldora para la pérdida de peso. La alemana SAP (1,11%) y la neerlandesa Wolters Kluwer (1,31%) completan la lista de valores con dividendos blindados y cotizando en zona de máximos, aunque ofrecen rentabilidades más escuetas.

En general, las empresas que son generosas en el reparto de los beneficios entre los accionistas suelen tener unos flujos de caja muy estables. Ya sea porque operan en negocios regulados, o porque tienen una posición muy sólida en los sectores en los que operan. De hecho, según reflejan algunos estudios, las empresas que son capaces de mantener un pago de dividendo constante y que va aumentando con el paso del tiempo, tienden a estar mejor pertrechadas que sus competidores y habitualmente el pago al accionista es una señal de solvencia y credibilidad. Además, en el largo plazo, este tipo de empresas con buenos y estables dividendos han demostrado tener una menor volatilidad.

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