La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado por carta a varios eurodiputados que está trabajando “constructivamente” para que se logre sacar adelante, “en los próximos meses”, la Ley de Restauración de la Naturaleza, convertida en diana de los ataques de la derecha y la ultraderecha. La misiva se conoce a menos de seis semanas de las elecciones europeas y cuando crecen las voces que consideran que Bruselas no está empujando todo lo que puede o debería en favor de un reglamento de su propia cosecha.

La normativa salvó por la mínima el proceso de aprobación del Parlamento Europeo pese a los repetidos intentos del Partido Popular Europeo —del que la alemana es ahora candidata para repetir al frente del Ejecutivo comunitario— de tumbarla, en un intento de arrancarle a la extrema derecha votos procedentes del campo y otros sectores descontentos con la política de transición verde europea, de la que la Ley de Restauración de la Naturaleza se ha convertido en un símbolo.

Ahora la ley, que busca proteger y recuperar la biodiversidad, está en el limbo, pendiente de la ratificación final por parte de los Estados, para lo cual no se tienen los votos suficientes pese a que habían dado su visto bueno inicial. Las protestas agrícolas, en las que un sector ha clamado contra el Pacto Verde europeo del que esta ley es un “pilar”, como subraya Von der Leyen en su carta, ha llevado a varios países, como Polonia, en manos ahora del conservador Donald Tusk, a dar marcha atrás y maniobrar entre bastidores para intentar que no salga adelante, temerosos de que su apoyo les quite votos en junio.

“La Comisión continúa trabajando de manera constructiva con los colegisladores, con el objetivo de lograr la adopción formal del reglamento en los próximos meses”, asegura Von der Leyen en su misiva a los eurodiputados César Luena, Soraya Rodríguez, Jutta Paulus y Mick Wallace, responsables parlamentarios de la normativa. Los cuatro habían escrito en junio del año pasado a la alemana, justo antes de los votos clave en el Parlamento Europeo, instándola a apoyar “públicamente” la ley “boicoteada” por su propia familia política conservadora.

Hasta la tardanza de la respuesta es una muestra de su difícil posición: la carta está fechada el 16 de abril, diez meses después de la misiva a la que replica (ella misma se disculpa por “el retraso en responder”) y cuando el proceso parlamentario ya está concluido y la pelota está en el campo de los Estados miembros.

Esta ley se ha convertido en un problema para Von der Leyen. Y es una muestra más, también, de lo que los críticos con su candidatura llevan semanas apuntando: la dificultad de combinar el trabajo de presidenta de la Comisión con estar en campaña electoral. Una dualidad que ya le ha dado otros disgustos: a mediados de mes, Markus Pieper, el candidato del partido conservador alemán de Von der Leyen, la CDU-CSU, y al que ella había elegido como enviado especial para las pymes pese a que otras dos candidatas habían sacado mejor puntuación en el proceso, renunció al cargo ante las críticas que su nombramiento había suscitado tanto en la Comisión como en la Eurocámara.

Con la Ley de Restauración de la Naturaleza, la alemana se encuentra en una situación un tanto imposible, una trampa, dicen algunos, de la que tiene difícil salir airosa: a pesar de estar al frente de la Comisión que impulsó la ley, Von der Leyen no puede desmarcarse totalmente de la línea de su partido contra la normativa, decidida por el líder del Partido Popular Europeo y reconocido rival de la exministra de Defensa alemana, aunque ahora haya enterrado oficialmente el hacha de guerra, el también alemán Manfred Weber. A la par, sin embargo, entre los Gobiernos que apoyan esta ley hay conservadores como el griego. Y Von der Leyen sabe además que, si quiere repetir puesto, necesitará el apoyo de otros ejecutivos que también respaldan decisivamente la ley de biodiversidad, como el español.

La carta a los eurodiputados, adelantada por Politico y a la que ha tenido acceso EL PAÍS, es en este sentido un ejemplo del difícil equilibrio que debe mantener Von der Leyen.

Aunque asegura la importancia de la Ley de Restauración de la Naturaleza, no añade ni una coma al argumentario oficial de la Comisión, sin demostrar un particular empeño o compromiso más allá de lo formalmente necesario para empujar palancas para activar la normativa.

Mientras, la presidencia rotatoria belga del Consejo de la UE asegura que sigue intentando lograr la aprobación final. Para ello, no obstante, se necesita una mayoría cualificada que, sencillamente, no se dará hasta que al menos uno de los países cambie su no o su abstención (que en estas votaciones equivale a un no) a un sí. Algo difícil en cualquier caso antes de unas elecciones donde las protestas del campo han pesado mucho. La duda es si habría espacio para mover la legislación después del 9 de junio y hasta finales de ese mes, porque en julio asume la presidencia de turno europea Hungría, país del que nadie espera un impulso a temas medioambientales, y después Polonia. Además, para entonces, los responsables estarán en otras, preocupados por asegurar puestos durante el nuevo mandato europeo. Incluida Von der Leyen.

Puedes seguir a Clima y Medio Ambiente en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal

_

Compartir
Exit mobile version