Océano Índico. Plena Segunda Guerra Mundial. Un barco de transporte a vapor que partía desde Bombay con destino a la sudafricana ciudad de Durban con 222 tripulantes, 732 pasajeros, 4 artilleros y 6.472 toneladas de carga abordo, recibe el impacto de dos torpedos lanzados desde un submarino de la armada imperial japonesa. Tras repetidas llamadas de socorro, dos buques acuden en misión de rescate, y aunque consiguen salvar a 678 personas, otras 280 perecen entre las aguas ese 23 de noviembre de 1942. El barco, el SS Tilawa, se hundió por el ataque nipón. Dentro de su bodega llevaba 2.364 lingotes de plata que hasta entonces habían sido propiedad de la Unión Sudafricana. Este tesoro, valorado en 2020 en 40 millones de euros, ha sido el detonante de otra batalla décadas después, esta vez judicial, en la que, finalmente, la República de Sudáfrica ha salido victoriosa ante su contrincante: el rescatador del tesoro, el multimillonario británico Paul Marshall.

Paul Marshall es un magnate que hizo fortuna a base de apostar en Bolsa en contra de compañías en apuros. Cofundador de Marshall Wace, una empresa de inversión con 60.000 millones de dólares en activos bajo gestión, está especializado en posicionarse en corto para sacar rédito de las pérdidas bursátiles de otros. Según los datos del registro de posiciones cortas de la FCA, el supervisor de los mercados británicos, además de estar actualmente apostado en contra de firmas como Vueling, Burberry o Domino’s Pizza, también está presente en empresas que cotizan en el Ibex. El pasado 7 de abril, Marshall Wace tenía, según este registro, una posición corta activa que equivale al 0,59% del accionariado de IAG.

Además de ser un prolífico inversor bajista, al multimillonario nombrado “Sir” por la corona británica le gusta buscar opciones de inversión alternativas, precisamente, esta es la filosofía que preconiza la firma de inversión que cofundó. Así, Marshall es dueño de otras empresas como Argentum Exploration. Esta compañía es la que, en 2017, dedicó seis meses a recuperar los lingotes de plata que yacían a más de 3.500 metros de profundidad en el lecho marino. Una vez los lingotes volvieron a la superficie, se los llevó a Reino Unido, donde Argentum Exploration reclamó la posesión de la plata en calidad de rescatador.

Los naufragios han sido durante años objeto de disputas entre diferentes Estados que luchan por el derecho sobre el barco y sus cargamentos (sobre todo) o entre Gobiernos y rescatadores (que piden una recompensa por su labor). Cuestiones como el país de origen del barco que llevaba la carga o si se encuentra en aguas internacionales o nacionales han abierto la veda a desencuentros y encarnizadas batallas como la que protagonizaron Colombia y España por la valiosa carga del Galeón San José pese a existir una convención de la UNESCO sobre la preservación del patrimonio cultural subacuático desde 2001. En el caso de este naufragio lleno de plata, el pasado miércoles, la Corte Suprema de Reino Unido falló a favor de Sudáfrica al dictaminar que Argentum Exploration no tenía derecho a pedir una recompensa por haber sacado el tesoro del fondo del mar. Aunque dos tribunales distintos habían dado inicialmente la razón a la empresa frente a Sudáfrica, el Alto Tribunal británico ha sentenciado que Sudáfrica es inmune a esos veredictos. Tal y como se explica en la nota de prensa del fallo, la clave ha sido el uso que esa plata iba a tener originalmente.

Apelando al derecho marítimo, Argentum Exploration pidió a los tribunales británicos quedarse con la plata por haberla rescatado del fondo marino. Los tribunales británicos le dieron la razón en principio, pero Sudáfrica se opuso invocando el denominado “principio de inmunidad soberana”. Este principio contemplado en el derecho internacional protege a los Estados y a sus bienes de ser objeto de juicios en los tribunales de otro país. En otras palabras. De entrar este principio en efecto, el tribunal británico no tiene potestad para entregar una recompensa. Cuando se descubre un naufragio, los Estados pueden invocar este principio en determinadas circunstancias. En concreto, buques de guerra y naves usadas con fines no comerciales son las que abren esa posibilidad de apelar al principio de inmunidad soberana.

Aunque ambas partes estaban de acuerdo en que el buque de transporte Tilawa sí que tenía un uso comercial, no sucedía lo mismo con la plata. Argentum alegaba que también tenía carácter comercial, mientras que Sudáfrica defendía lo contrario. Dado que la plata que iba a bordo del Tilawa iba a ser usada originalmente para producir monedas de curso legal en Sudáfrica, la Corte Suprema ha dado la razón al país. “La Corte Suprema estima de forma unánime la apelación de Sudáfrica. La plata no estaba siendo usada ni tenía la intención de usarse con fines comerciales. Por lo tanto, Sudáfrica tiene inmunidad frente a las reclamaciones de Argentum sobre la plata”, sentenció la Corte Suprema británica. Tras el fallo del tribunal, más de 80 años después, ahora la plata del Tilawa está más cerca de llegar a buen puerto.

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