El ejército ruso ha abierto este viernes un nuevo frente de guerra en Ucrania, al norte de Járkov. La segunda mayor ciudad ucrania, en el este del país, ha sufrido este año bombardeos diarios desde el otro lado de la frontera, a escasos 25 kilómetros, pero ahora vuelve a estar amenazada por una ofensiva terrestre. Las tropas rusas han cruzado el límite entre ambos países y han llegado a cuatro aldeas, según datos de Deep State Map, grupo de análisis de referencia sobre la evolución del conflicto. Las Fuerzas Armadas de Ucrania han advertido desde principios de este mes sobre la concentración de tropas enemigas para un inminente ataque, aunque han aventurado que las unidades todavía no son las suficientes para asaltar una gran concentración urbana como Járkov.

El gobernador provincial, Oleg Sinegubov, ha confirmado este viernes que se están produciendo combates en la frontera, pero ha negado que Ucrania “haya perdido ni un solo metro”. Sinegubov ha precisado que la artillería rusa está castigando de forma especial la ciudad fronteriza de Vovchansk, fortaleza ucrania en la zona. El Ministerio de Defensa ha indicado que la primera ola de la ofensiva empezó a las cinco de la mañana y que pudo ser contenida. El comunicado del ministerio subraya que la región, en especial Vovchansk, está siendo duramente golpeada por bombas de la aviación rusa. Con las defensas antiaéreas ucranias bajo mínimos, las bombas aéreas han sido clave en el avance ruso de los últimos meses en Donetsk. La prueba de que ha empezado esta ofensiva, según la teoría militar básica y los precedentes en esta guerra, es la intensidad de las operaciones de la artillería y de la aviación rusa sobre las posiciones defensivas ucranias, para debilitarlas ante el posterior avance de la infantería mecanizada.

Tras meses de rumores e informaciones no contrastadas, el 3 de mayo llegó el primer aviso público al más alto nivel sobre la amenaza que se cierne sobre Járkov. Fue por parte del comandante del Ejército de Tierra, Oleksandr Pavliuk: “Nuestros servicios de inteligencia nos dicen que Rusia tiene un plan para tomar Járkov o Sumi [ambas ciudades en el noreste de Ucrania, limítrofes con Rusia], pero no sabemos si estos planes son sólidos y si tienen suficientes fuerzas para llevarlos a cabo”.

Moscú ha creado una nueva estructura militar en esta región. Para lanzar una ofensiva en Járkov cuenta con unos 30.000 soldados en la provincia fronteriza de Bélgorod, según han informado el medio ucranio NV y el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW). Petro Chernik, coronel de las Fuerzas Armadas Ucranias, estimó el 8 de mayo en el diario ucranio Espreso que Rusia necesitaría por lo menos 100.000 hombres para plantearse llegar hasta la ciudad de Járkov. Los Servicios de Inteligencia del Ministerio de Defensa (GUR) estiman que, en total, Rusia tiene 100.000 soldados en sus provincias al norte de Ucrania. El ejército invasor tiene cerca de medio millón de militares destinados en Ucrania.

El ISW concluía el 5 de mayo, como lo han hecho representantes militares ucranios, que el resultado más palpable de abrir una nueva zona de combates sobre Járkov o Sumi es que forzaría a Kiev a transferir a esta región recursos que están ahora en “otros frentes de guerra más críticos”. El Ministerio de Defensa ucranio añadió en su comunicado que sus Fuerzas Armadas se han visto obligadas a enviar refuerzos a Járkov. “Ellos [los rusos] pueden aumentar sus tropas en esta dirección”, ha manifestado el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, “pero nuestros militares, nuestro mando, sabía de ello y ha calculado el fuego que nuestras fuerzas necesitan para afrontar al enemigo”. “En esta zona se está produciendo ahora una feroz batalla”, ha anunciado el presidente.

Ucrania necesita con urgencia armamento procedente de sus aliados en la OTAN y de tropas que releven a decenas de miles de bajas o a soldados agotados tras más de dos años de servicio. El 18 de mayo entra en vigor la nueva ley de movilización de civiles, que debe aportar al ejército cerca de 400.000 nuevos reclutas. Las recientes medidas para alistar a civiles incluyen un plan para reclutar hasta 20.000 personas en prisión. Estos reos deben presentarse voluntarios, no estar condenados por delitos de sangre o sexuales y deben quedarles menos de tres años de encarcelamiento.

Zona gris

Fuentes militares del mando de Járkov consultadas por EL PAÍS añaden que otro objetivo ruso es crear “una zona gris” que proteja el área de Bélgorod de nuevos asaltos terrestres y que reduzca los ataques de artillería y de drones ucranios sobre esta provincia rusa. La zona gris es, en situación de conflicto, aquella que ningún bando controla del todo. Deep State Map, que se nutre de información militar sobre el terreno, indica que los rusos han conseguido este viernes establecer una zona gris de 15 kilómetros de longitud y cuatro kilómetros de ancho.

Distintos grupos armados opositores al presidente ruso, Vladímir Putin, han protagonizado incursiones en Bélgorod y en la provincia de Kursk, desde Sumi y Járkov, que han puesto en jaque el control de Moscú en sus regiones fronterizas. La última operación se produjo el pasado marzo, coincidiendo con las elecciones presidenciales rusas. Bélgorod y su capital son, además, diana constante de ataques ucranios contra infraestructuras militares, pero también civiles, como la red eléctrica. Viacheslav Gladkov, gobernador de Bélgorod, aseguró el pasado lunes que un dron ucranio mató a seis civiles que viajaban en un autobús en esta provincia.

Járkov ha sido objetivo prioritario de los bombardeos rusos durante esta primavera. La producción eléctrica en la provincia ha quedado en mínimos y decenas de civiles han fallecido. La propaganda rusa advierte desde hace semanas de que sus habitantes deben abandonar la ciudad ante un inminente asedio, pero hasta ahora la población se ha mantenido estable en 1,2 millones de personas, según datos del Ayuntamiento, muchos de ellos ciudadanos que han huido de otras regiones en las que se libran combates.

Járkov ya fue objetivo de la invasión rusa en marzo y abril de 2022, pero las fuerzas del Kremlin fracasaron en su intento de ocuparla. El ejército ucranio consiguió liberar la provincia de la presencia militar rusa en la contraofensiva relámpago de septiembre de 2022. El invasor ocupa actualmente una pequeña parte en el este de la región de Járkov, desde la que hace un año y medio amenaza con tomar la estratégica ciudad de Kupiansk, municipio elevado y nudo ferroviario determinante para proteger la provincia e intentar, en el futuro, un avance militar ucranio sobre Lugansk, anexionada ilegalmente por Rusia en 2022.

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