Por tercera vez en un mes, Rafael Nadal responde a las cuestiones de los periodistas. Y eso, de por sí, ya es una novedad. No enlazaba el español tres torneos desde hacía dos años, cuando pudo encadenar Madrid, Roma y Roland Garros. Lo hizo entonces en unas circunstancias muy precarias, con el pie izquierdo dolorido y anestesiado por la enfermedad crónica que arrastra desde los 18 años; pero aun así, conquistó París. Hoy, su realidad es todavía más compleja, porque ya no se trata de un mal concreto ni de un aspecto puntual, sino de un problema de fondo: él, el paso del tiempo y su cuerpo. Otra vez. Seguramente la definitiva. Pero hay esperanza, hay tregua. Pelea por despedirse sobre la pista y, a tenor de los hechos, las cosas no van del todo mal. Parece haber dado por ahora con el buen camino, sin bajar en ningún instante la guardia.

“Estoy emocionado por poder jugar aquí”, introduce en el Foro Itálico, donde acumula más títulos (10) y triunfos (69) que nadie. “Llegué el sábado [tras ser eliminado en los octavos de Madrid, por el checho Jiri Lehecka] y he podido entrenarme más o menos bien durante los últimos días”, precisa. “Así que vamos a ver. Día a día. Es mi tercera semana seguida en el circuito, y eso no ocurría desde hacía mucho tiempo, de modo que son buenas noticias. Necesito seguir explorando y ver cómo me las arreglo para jugar todos los días, pero estoy feliz. Este torneo me trae recuerdos inolvidables”, continúa el de Manacor, que debutará este jueves (no antes de las 13.00, Movistar+) contra el belga Zizou Bergs, el 108º del mundo y procedente de la fase clasificatoria; otra buena oportunidad para seguir acumulando buenas sensaciones. Para seguir sintiéndose tenista.

Si hace tres semanas llegó al Godó sin certeza alguna ni intención de jugar —lo decidió a última hora, tras sorprenderse a sí mismo en los ensayos—, y después abordó la cita en la Caja Mágica en forma de incógnita, sin saber demasiado bien cómo respondería su físico —“no estoy preparado para según qué cosas”, decía—, el discurso de este miércoles desprende un punto más de optimismo; siempre moderado, con máxima precaución, pero ascendente. “La línea está subiendo, sin una duda. Así que estoy feliz de estar donde estoy, porque hace un mes para mí era casi imposible pensar que podría jugar en Barcelona, luego en Madrid, y ahora estar aquí, en Roma”, aprecia el mallorquín, que reaparece en el Foro Itálico tras la ausencia del año pasado. Antes, en 2022, la salida fue dolorosamente cruda; ante Denis Shapovalov, con el pie azotándole.

Amargo recuerdo, sin duda, que contrasta con el feliz recorrido panorámico que ha completado en la caliente pista romana. “Aquí la gente es muy apasionada”, destaca, rebobinando y deteniéndose en los duelos con Guillermo Coria y Roger Federer en las finales de 2005 y 2006 respectivamente. “Este torneo es muy tradicional, parte de la historia de nuestro deporte. Echo de menos cuando jugábamos los Masters 1000 al mejor de cinco sets [ahora es a tres]; los partidos eran más dramáticos, la gente se implicaba más. Contra Novak y otros grandes jugadores también hubo algunos muy buenos, pero si tengo que elegir, me quedo con esos dos”, señala el balear, que rindió al argentino por 6-4, 3-6, 6-3, 4-6 y 7-6(6), después de 5h 14m, y al genio suizo por 6-7(0), 7-6(5), 6-4, 2-6 y 7-6(5), tras 5h 05m.

Cuando batió al primero, Nadal tenía 18 años y levantó un 3-0 adverso ante un especialista en la última manga. Hoy, la lucha es muy diferente. Tras desfilar por última vez por la arena de Madrid, pretende repetir la buena imagen en su adiós a Roma, donde se coronó en 2007, 2009, 2010, 2012, 2013, 2018, 2019 y 2020, amén de las dos ediciones mencionadas. “Lo único que ha cambiado es que ya no soy cabeza de serie”, contesta respecto a la relación con los compañeros del circuito. “Creo que he ido haciendo las cosas de la manera adecuada, evitando riesgos y siendo capaz de seguir avanzando. Madrid fue una buena prueba, porque pude jugar dos días seguidos, uno de ellos más de tres horas”, resalta, “así que las sensaciones han mejorado, y en términos de tenis también. Estoy aquí para dar lo mejor de mí, y mañana es un comienzo. Hoy día, todos los partidos son difíciles para mí; son más impredecibles, pero acepto el reto; estoy entusiasmado de poder jugar”.

Disfrutando del momento, Nadal no quiere pronunciarse todavía sobre la fecha de su retirada. “No tengo una respuesta clara”, responde. “Primero quiero jugar Roma, y si después de esto me siento preparado, jugar Roland Garros [a partir del 26 de mayo]. Solo quiero disfrutar de cada día; y ahora estoy disfrutando de jugar al tenis, por cierto. Soy feliz haciendo lo que hago. Todo dependerá de mi cuerpo”, apunta el español, instalado en el puesto 305º, gracias a las tres victorias obtenidas en la Caja Mágica; “cuando hablo de una retirada no es porque no sea feliz jugando o porque no me siente lo suficientemente competitivo, sino porque el cuerpo no me permitía jugar varias semanas seguidas ni entrenarme día a día, y así es imposible tener éxito o luchar por las cosas que me motivan. Pero ahora es mi tercera semana seguida, así que… Es un buen momento, aunque los resultados no son los que solían ser. Pero vamos a ver. Estoy aumentando mi nivel, y quiero seguir”.

SIN ALCARAZ NI SINNER, PERO CON DJOKOVIC

A. C.

El regreso de Nadal es el gran aliciente estos días en Roma, aunque no faltan otros atractivos. Este jueves, por ejemplo, se podrá presenciar de nuevo en acción a Paula Badosa —citada con Emma Navarro en el último turno de la tercera pista, tras haber superado a Mirra Andreeva en el estreno—, y al día siguiente intervendrá Novak Djokovic.

El serbio, de 36 años, vuelve a competir después de casi dos meses de parón. Su último partido fue el 12 de marzo, cuando fue superado por Luca Nardi (123º), en Indian Wells. “He tenido mucho tiempo para descansar y entrenar. Pienso que voy en el buen camino para llegar en lo más alto a Roland Garros”, expresó este miércoles.

El balcánico anunció hace una semana que ha prescindido de los servicios de su preparador físico, Marco Panichi, por lo que continúa con la renovación de su equipo. En los últimos tiempos relevó a sus agentes y al técnico Goran Ivanisevic, y ahora parece que en apartado físico volverá a encomendarse a Gebhard Phil-Gritsch, con el que trabajó de 2009 a 2017.

El hexacampeón Nole (2008, 2011, 2014, 2015, 2020 y 2022) es otro de los puntales de un torneo que echa en falta la presencia de Carlos Alcaraz y Jannik Sinner. El italiano, ganador este año en Australia y número dos, no asiste a la cita por un problema en la cadera, mientras que el murciano ha optado por frenar al haberse resentido de una lesión en el antebrazo derecho.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

_

Compartir
Exit mobile version