Asesdiada, aislada, y casi sin existencias de alimentos ni fuel. Así se encuentra Rafáh, el territorio del sur de la franja de Gaza colindante con Egipto. El cierre del paso a Egipto, precisamente, decretado por las autoridades israelíes el lunes 6 de mayo, puede obligar a suspender las operaciones en los hospitales ante la falta de fuel, han advertido en las últimas horas desde la ONU. La escasez de combustible abocaría también al cierre casi inmediato a 17 centros sanitarios de la organización de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) y de 10 clínicas móviles.
El cierre por parte de las fuerza israelíes del paso fronterizo entre Rafah y Egipto durante cinco días ha impedido la entrada de ayuda humanitaria vital, suministros y combustible, fundamental para el funcionamiento de los hospitales y plantas desalinizadoras de agua que quedan en Gaza.
La falta de combustibles es acuciante, pero también lo es la situación de escasez de la despensa de alimentos humanitarios. El Programa Mundial de Alimentos se quedará sin nada que distribuir en el sur de la Franja el sábado a menos que reciba más ayuda. Este viernes, ocho de las 12 panaderías apoyadas por organizaciones internacionales en la mitad sur de Gaza han tenido que cerrar por falta de combustibles e ingredientes, y las cuatro que siguen funcionando, en Rafah y Deir al Balah (centro de la franja) podrían tener que detener su actividad el lunes.
Desplazados a la fuerza
Las órdenes de evacuación en Rafah emitidas por las fuerzas israelíes del día 6 de mayo han provocado ya el éxodo de unas 110.000 personas. «Las carreteras hacia allí están atascadas con cientos de camiones, autobuses, automóviles y carros cargados de personas con todas sus posesiones», porque cada vez se percibe la situación como más peligrosa.
La evacuación afecta a un territorio en el que habían buscado refugio desde que empezó la operación militar israelí contra Hamás 1,4 millones de palestinos, pero los bombardeos y los constantes enfrentamientis están produciendo un éxodo desordenado que expone a los desplazados a enfermedades, infecciones, malnutrición.
“Durante cinco días, no entró combustible y prácticamente ninguna ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, y estamos tocando el fondo del barril”, describió el Coordinador Superior de Emergencias de UNICEF en la Franja de Gaza, Hamish Young.
El responsable de Unicef advirtió este viernes de que en cuestión de unas 48 horas si no logra restablecerse el flujo de ayuda humanitaria «la maternidad de una instalación como el Hospital Emiratí, donde nacen unos 80 bebés al día, dejará de funcionar, y muchas mujeres embarazadas se están quedando sin opciones para poder dar a luz en condiciones seguras», aseguró. El portavoz recordó que unos 14.000 niños han muerto en el conflicto, y advirtió que «una ofensiva terrestre en Rafah provocará que este número aumente de forma dramática».
Los expertos de la ONU han recordado que Al-Mawasi, adonde se ha ordenado ir a los evacuados, carece ya de alimentos, agua, medicinas, productos de higiene, electricidad, refugio o acceso a la educación. Y, ante esta situación, instaron a los «Estados con influencia sobre Israel» a detener esta «desastrosa campaña» mediante el corte del suministro de armas a Israel, la retirada de las inversiones y el apoyo político.
«Un desastre humanitario épico»
Mientras tanto, los tanques israelíes asedian Rafah y el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó este viernes de que la invasión terrestre por Rafah podría provocar «un desastre humanitario épico».
«Un ataque terrestre masivo en Rafah provocaría un desastre humanitario épico y acabaría con nuestros esfuerzos por ayudar a la población ante la inminente hambruna», declaró Guterres. «El derecho internacional humanitario es intachable: hay que proteger a los civiles», recordó.