El déficit de enfermeras en todo el mundo ha convertido la profesión en un mercado en el que las condiciones laborales son la moneda de cambio. Hay movimientos internacionales del sur al norte global; de Latinoamérica a España; dentro del país —a las comunidades más atractivas— y a otros —sobre todo Noruega, Estados Unidos y Reino Unido—. En total, más de 8.000 enfermeras que trabajaban en 2023 en España cambiaron de destino ese año: 6.646, a otra provincia, y 1.473, a otro país, según un informe presentado este jueves por el Consejo General de Enfermería (CGE).

Estos movimientos se producen en un contexto de déficit de profesionales en el país, una situación crónica que se explica en parte por un sistema en el que los médicos tienen más protagonismo que en otros, pero también por la falta de enfermeras (el colectivo se suele autodenominar en femenino) y de una apuesta por su contratación. El resultado es que la ratio en España es de 6,3 enfermeras por 100.000 habitantes, según datos de la OCDE, muy por debajo de la media europea (8,7), lo que lo convierte en sexto por la cola de la UE. En cifras absolutas, serían necesarias 95.000 para llegar a la media comunitaria.

Dentro de España también hay grandes diferencias. Mientras Navarra supera la media del continente (con 8,9), Murcia se queda prácticamente en la mitad (4,7). El CGE lo explica por la desigualdad en las condiciones económicas y laborales en unas y otras regiones, con diferencias salariales de hasta 300 euros mensuales y contratos que muchas veces son por “días o incluso horas”.

Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, incide en esta idea: “Hablamos de compañeras y compañeros forzados a emigrar de sus provincias. Otros que se tienen que marchar al extranjero. Lejos del 8% marcado como objetivo por el Gobierno, la temporalidad entre las enfermeras no baja del 30%”.

Según el informe del Consejo, Baleares y Castilla y León son las comunidades autónomas con más bajas de colegiadas en 2023. El documento no aclara cuáles son aquellas a las que más profesionales se mudaron.

La situación de las enfermeras en el extranjero, no obstante, ha mejorado con respecto a los últimos años. Ahora hay unas 7.000 trabajando fuera, mientras que en los años de pandemia eran unas 10.000. Buena parte de ello se debe al Brexit, que ha hecho que muchas retornen y ha bajado el flujo de profesionales hacia el Reino Unido.

En este flujo internacional de enfermeras, las españolas siguen estando “muy solicitadas en los países más desarrollados del mundo”, ha explicado José Luis Cobos, vicepresidente tercero del CGE. “Nuestra formación y prestigio internacional las hace muy valiosas para cualquier sistema sanitario. Pero ello nos está haciendo perder capital humano muy preparado. Invertimos en formar profesionales altamente cualificados que se acaban yendo a otros países en busca de mejores condiciones, con lo que toda la inversión en formación que se ha realizado se pierde. Y a cambio estamos incorporando a nuestro sistema sanitario a enfermeras procedentes de Latinoamérica. En 2021, último dato disponible, se homologó el título a 305 enfermeras extracomunitarias”.

Cobos pone como ejemplo Noruega, el país más solicitado por las enfermeras españolas en 2023 con diferencia (336 pidieron documentación para marcharse a este destino), donde una profesional puede ganar unos 4.000 euros mensuales.

Mientras, en España se suceden informes que muestran el déficit con diferentes caras. Una encuesta de Satse (el sindicato mayoritario en el sector), mostraba el año pasado que el 85% de las profesionales atiende a más pacientes de lo que cree seguro. Otra, del propio CGE, publicada este mismo mes, aseguraba que 76% de las matronas en España afirma conocer casos reales de intrusismo profesional.

Además de estos problemas, hay dos grandes reivindicaciones en la profesión. La primera es que les reconozcan en la Administración una categoría A. Antes del plan Bolonia, la carrera era una diplomatura, por lo que su techo en la administración era un nivel A2, mientras que las licenciaturas podían optar a ser A1. Desde que se aplicó el nuevo plan de estudios, hace 15 años, se trata de un grado de cuatro años, que tiene posibilidad de máster de especialización. Pero los contratos en la administración todavía registran esta “discriminación”, que afecta a unos pocos graduados, como son también los arquitectos técnicos o los ingenieros técnicos, por la herencia de las diplomaturas.

La segunda reclamación es el reconocimiento de las especialidades de enfermería. En España hay seis homologadas (pediátrica, geriátrica, familiar y comunitaria, del trabajo y de salud mental) que no son igualmente reconocidas en todas las comunidades y, por tanto, no siempre reciben un sueldo acorde a la titulación.

Campaña de visibilidad

El CGE también ha presentado este jueves una campaña de visibilidad de la profesión con motivo del Día Internacional de las Enfermeras que se celebra el próximo domingo, 12 de mayo, bajo el lema “Pregunta a tu enfermera”.

“Las enfermeras y enfermeros son referentes de salud en nuestro país. Queremos que los ciudadanos sepan que, en todos los ámbitos, hay una enfermera a quien consultar cualquier problema. Somos los profesionales sanitarios más cercanos a la sociedad y siempre estamos ahí, disponibles todas las horas y todos los días del año. Por eso ponemos en marcha esta campaña, para recordarle a la que la mejor solución para velar por la salud, agilizar la atención sanitaria y lograr una prevención más eficaz es confiar en los profesionales que nos cuidan durante toda la vida: las enfermeras”, ha detallado Raquel Rodríguez, vicepresidenta primera del CGE.

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