El espectáculo de caos en el Congreso ha durado poco esta vez. La trumpista acérrima Marjorie Taylor Greene ha presentado una moción contra el presidente de la Cámara de Representantes, el también republicano Mike Johnson. Ante la nueva revuelta del ala dura de su partido, los demócratas han acudido en socorro del speaker. Gracias a sus votos, la moción ha sido rechazada de plano y ni siquiera sometida a consideración.

Los representantes han dado 359 votos a favor, 43 en contra y 7 en blanco a una iniciativa por la que se desestimaba someter a votación la moción de censura. Ha habido 11 republicanos que han votado para que la moción de censura saliese adelante. Dada la precaria mayoría republicana, eso bastaba para que la decisión quedase en manos de los demócratas. Estos, tal y como habían anticipado, han votado mayoritariamente por blindar a Mike Johnson.

El antecesor inmediato de Johnson, Kevin McCarthy, fue destituido con solo el voto en su contra de ocho compañeros republicanos, así que el ambiente de revuelta entre el ala dura del partido de Donald Trump es relativamente comparable a la de la crisis de división interna del año pasado. Es cierto, sin embargo, que los republicanos díscolos sabían que su voto les salía gratis, dado que los demócratas habían anticipado su apoyo al speaker. Tal vez si esos votos hubieran sido decisivos, se lo habrían pensado dos veces.

Marjorie Taylor Greene anunció inicialmente la moción de censura por la aprobación de las leyes presupuestarias que evitaron el cierre parcial de la Administración. La aprobación de la ayuda a Ucrania por 61.000 millones de dólares (unos 57.000 millones de euros) —dentro de un paquete más amplio de 95.000 millones— reavivó su ira y la de otros miembros del ala dura del Partido Republicano, contrarios a la aprobación de más fondos para Kiev.

La paradoja es que el Partido Demócrata, de corte izquierdista, blinde a un cristiano evangélico ultraconservador, activista contra el aborto, con posiciones radicales contra los derechos LGTBI, defensor de recortes de prestaciones sociales y negacionista electoral trumpista que lideró los esfuerzos jurídicos de un nutrido grupo de congresistas republicanos por anular la victoria de Joe Biden en las presidenciales de 2020. De alguna forma, es una especie de compensación por haber desbloqueado ese paquete de ayuda que tan importante era para la política exterior de Biden.

“En este momento, tras la finalización de nuestro trabajo de seguridad nacional, ha llegado el momento de pasar página en este capítulo de obstrucción republicana pro-Putin. Votaremos a favor de rechazar la moción de la diputada Marjorie Taylor Greene para dejar vacante la presidencia. Si ella invoca la moción, no tendrá éxito”, anunciaron los demócratas la semana pasada. Al final, 39 de ellos se han desmarcado de la postura del partido, probablemente por presentarse en distritos competitivos donde creen que ese voto jugaría en su contra.

Trump ha pedido el voto a favor de Johnson pese a dedicar palabras de cariño a su escudera. “Me encanta Marjorie Taylor Greene. Tiene Espíritu, tiene Lucha, y creo que estará por aquí, y de nuestro lado, durante mucho tiempo”, ha escrito en su red, Truth Social. Sin embargo, a la hora de la verdad, en ese mismo mensaje ha pedido votar en contra de la moción de censura: “Si mostramos DIVISIÓN, que será retratada como CAOS, ¡afectará negativamente a todo! Mike Johnson es un buen hombre que se esfuerza mucho. Yo también deseo que se hayan hecho ciertas cosas en el último periodo de dos meses, pero las haremos, juntos”, ha argumentado.

En su defensa de la moción este miércoles en el hemiciclo, Taylor Greene ha criticado con dureza al presidente de la Cámara. “Si se le da a elegir entre hacer avanzar las prioridades republicanas o aliarse con los demócratas para preservar su poder personal, Johnson suele elegir aliarse con los demócratas”, ha dicho mientras sus propios compañeros la abucheaban y se dirigían a mostrar su apoyo personal al speaker. La congresista no se ha inmutado ante el rechazo de sus propios compañeros de bancada y ha descrito el liderazgo de Johnson como “patético, débil e inaceptable”.

Tras la votación en que se ha rechazado la moción de censura, Johnson ha comparecido brevemente ante los periodistas. “Necesitamos manos firmes al volante”, ha dicho. “El país necesita desesperadamente un Congreso que funcione”, ha añadido, calificando de “frivolidad” la actitud de la congresista de su partido.

La Cámara de Representantes se instaló en el caos el año pasado durante semanas después de que ocho congresistas republicanos votaran a favor de destituir a Kevin McCarthy. En esa ocasión, los demócratas no acudieron a su rescate y también contribuyeron a su cese. La destitución de McCarthy dio lugar a una búsqueda de casi un mes de duración de un nuevo presidente de la Cámara baja, en un espectáculo de división que los republicanos quieren evitar a toda costa antes de las elecciones de noviembre.

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