Es “un montaje verdiano por los cuatro costados” aunque se hable del sida, de Ronald Reagan, de supremacismo racial, de identidad sexual, y uno de los personajes se encuentre en transición de género. Así se entiende hoy mucho mejor, por ejemplo, el personaje de Oscar, el paje de la ópera Un ballo in maschera (Un baile de máscaras), de Giuseppe Verdi (1813-1901), que siempre ha sido “un travestido” cantado por una mujer, explica Rafael R. Villalobos, director de escena del nuevo y ambicioso montaje del Palau de les Arts de Valencia. Un “thriller ochentero”, que se estrena el próximo domingo, 21 de abril, y se representará hasta el 5 de mayo bajo la batuta del de Antonino Fogliani, reconocido experto del repertorio italiano, que dirige a la Orquestra de la Comunitat Valenciana y un elenco encabezado por el tenor Francesco Meli (Riccardo) y la soprano Anna Pirozzi (Amelia), dos cotizadas estrellas de la ópera verdiana. El vestuario corre a cargo de Lorenzo Caprile.

Óscar es el hijo de Renato y Amelia, “una persona que está transicionando en su género”, lo que “ayuda al espectador contemporáneo a entender la obra”. Además, “aporta capas de profundidad en algunos personajes, como Renato, que le obliga a vivir como una chica en casa y hace al personaje de Amelia más interesante, al no ser solo una mujer deprimida todo el tiempo, sino una madre coraje que se atreve a valorar a su hijo y llamarlo siempre en masculino”, apunta el enfant terrible sevillano de 37 años. Es el director de escena “emergente más importante del momento” pese a su juventud, según manifestó este martes en la presentación de la obra Jesús Iglesias, director artístico del teatro valenciano que ha puesto en marcha esta coproducción con la Staatsoper Unter den Linden, de Berlin.

Un ballo in maschera es “uno de los grandes verdis, pero muy complicada de llevar a escena hoy” porque, aunque la música es “muy moderna”, la estructura de la obra ya cuando se estrenó en 1859 “pecaba de utilizar recursos un poco anticuados para el momento” y porque “habla de temas que hoy al público contemporáneo le pueden chocar al ser bastante espinosos: la cuestión racial y la identidad de género. Dos cuestiones que van ligadas al baile de máscaras, que “no es la fiesta del tercer acto, es que estos personajes viven en un baile de máscaras, como todos”.

Villalobos confía en que el público disfrute de esta producción sin “prejuicios” porque su montaje habla de los grandes temas verdianos, las clases sociales y las relaciones paternofiliales desde “un lenguaje contemporáneo y cinematográfico, pero muy clásico en su concepción”. “Si se dejan los prejuicios es una producción muy verdiana, clásica y extraordinariamente bien servida”, apostilla el director, que asegura no entender la polémica originada por su montaje de Tosca, de Puccini, cuando Roberto Alagna y su pareja Aleksandra Kurzak renunciaron a participar en el estreno en el Liceu de Barcelona por considerarlo demasiado transgresor.

Del mismo modo, el director de Les Arts ha señalado que el público “no puede sentirse ofendido” porque “nadie desvirtúa la obra, nada chirría, ni se inventa un personaje que no existe” sino que actualiza los lenguajes para “ser visto con los ojos de hoy”. “A mí lo que me interesa es si una producción es de calidad, se trata de crecer y actualizar siempre desde el respeto porque si no se hiciera nada nuevo, si se copiaran los bocetos del estreno, sería más barato, pero no se aportaría nada”, indica.

Iglesias destacado que el teatro cubre dos “lagunas”: estrenar en Valencia una producción propia en la sala principal de Les Arts y representar el último gran título de Verdi que faltaba por verse en el teatro valenciano, en el que aborda el asesinato del rey Gustavo III de Suecia. Una historia que, por las restricciones de la censura, el compositor de Busseto se vio obligado a trasladar eventualmente a Boston y trasponer la figura del monarca en el gobernador de la colonia inglesa (Riccardo).

El director musical Antonino Fogliani coincide en que es un título “muy importante” al que “siempre” había querido enfrentarse y subraya que “la peculiaridad y la belleza” de esta ópera “se encuentra en la diferencia estilística de la partitura y la capacidad” de Verdi de poder ver qué pasaba en el ambiente europeo y el resultado fue una mezcla de estilos desde el drama a la opereta. Se quedó sorprendido inicialmente por la propuesta de Villalobos, pero se muestra favorable a modernizar el lenguaje escénico. Como otros directores invitados, también tiene palabras de elogio hacia el sonido la orquesta del Palau de les Arts, que fue fundada en 2006 por el maestro Lorin Maazel y promovida por la primera intendente del teatro valencianos, la también fallecida Helga Schmidt.

El barítono italiano Franco Vassallo (Renato), la soprano valenciana Marina Monzó (Oscar) y la mezzosoprano polaca Agnieszka Rehlis (Ulrica) conforman el quinteto protagonista. El elenco se completa con las voces de Toni Marsol (Silvano), Thomas Viñals (Un servo d’Amelia), Irakli Pkhaladze (Samuel) y Javier Castañeda (Tom) acompañados por el Cor de la Generalitat. El equipo creativo culmina con Emanuele Sinisi (escenografía), Felipe Ramos (iluminación) y Javier Pérez (movimiento). Un ballo in maschera, que se representará también los días 25 y 28 de este mismo mes, además del 2 y 5 de mayo.

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