La artista elegida para representar a Israel en la edición número 60 de la Bienal de Venecia, Ruth Patir, ha anunciado este martes que no abrirá su pabellón hasta que no haya un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes en la Franja de Gaza. “Siento que el tiempo para el arte se ha perdido”, ha escrito este martes en su cuenta de Instagram, en un mensaje en el que explica por qué ella y los dos comisarios han tomado esa decisión.

“Si me dan un escenario tan remarcable, quiero hacer que cuente”, explica Patir. Casi 9.000 personas, entre artistas y directores de museos, firmaron en febrero una petición para que Israel fuera excluido de la Bienal, la cita mundial más importante del arte contemporáneo, que se abrirá al público el sábado, acusando al Estado israelí de cometer genocidio en Gaza, donde ya suman más de 33.000 muertos desde que comenzó la ofensiva en octubre, después del ataque de Hamás. Los organizadores de la Bienal y el Gobierno italiano rechazaron la petición alegando que era “vital” que Israel tuviera un espacio en la muestra. El ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, calificó de “inaceptable y vergonzosa” la solicitud y rechazaron cualquier tipo de boicot.

“Odio hacerlo, pero creo que es importante”, ha comentado Patir en una entrevista con un medio local. “La decisión del artista y los comisarios no es cancelar ellos mismos la exposición, sino adoptar una postura de solidaridad con las familias de los rehenes y la amplia comunidad de Israel que reclama un cambio”, se lee en la página web de la artista israelí.

La edición número 60 de la Bienal de Arte de Venecia, que permanecerá abierta al público hasta el 24 de noviembre bajo el título Extranjeros en cualquier lugar, tiene como comisario al brasileño Adriano Pedrosa y cuenta con la participación de 88 pabellones nacionales y cientos de artistas de todo el mundo.

Historia de Instagram donde Ruth Patir explica su decisión de no inaugurar el pabellón de Israel.

La decisión de Patir es casi inédita porque apenas se han escuchado voces de protesta contra el ataque de Israel en Gaza desde dentro del propio país. Pero no es la primera llamada de atención en el mundo de la cultura internacional. Por ejemplo, Jonathan Glazer, el director judío de La zona de interés criticó con dureza la intervención de Israel en Gaza, en su discurso de aceptación del Oscar a mejor película internacional, que trataba de la banalidad del mal en el Holocausto: “Ahora comparecemos aquí como hombres que se niegan a que su judaísmo y el Holocausto se vean secuestrados por una ocupación que ha llevado al conflicto a tantas personas inocentes, ya sean las víctimas del 7 de octubre en Israel o del ataque que se está llevando a cabo en Gaza”, dijo, lo que le cosechó la condena de organizaciones judías en EE UU y políticos israelíes.

Más recientemente, una decena de participantes en el Festival de Eurovisión (representantes de Reino Unido, Irlanda, Noruega o Bélgica) firmaron un manifiesto en el que pedían un “inmediato y permanente alto el fuego” en Gaza. Después de que la letra de la canción israelí pasará por un comité de expertos, se le permitió la participación en el festival, ya que no encontraron contenido “político”. “No nos sentimos cómodos quedándonos en silencio”, decía los firmantes. En España, escritores como Elvira Lindo, Marta Sanz, Rosa Montero o Manuel Rivas firmaron en octubre de 2023 un manifiesto por la paz en el que se pedía “que cese el exterminio del pueblo palestino”. “Los atroces atentados perpetrados por Hamás contra civiles israelíes no pueden justificar un castigo colectivo a la población de Gaza”, decía el texto. “Castigo que supone una grave violación del derecho internacional humanitario y un crimen de guerra”.

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