El fin de los tipos cero y las reticencias de la banca a remunerar el ahorro crearon el caldo de cultivo perfecto para que los pequeños inversores se lanzaran a la compra de deuda patria. Mientras en España los ahorradores se han volcado con las letras, en países que disponen de referencias dirigidas en exclusiva a los ciudadanos como Italia, los pequeños inversores son vistos como una pieza clave para lograr la sostenibilidad de las finanzas públicas. Atraídos por unos tipos que superan la oferta bancaria, los minoristas italianos destinaron 120.000 millones de euros a la compra de deuda soberana en los 10 primeros meses del pasado ejercicio. Una cifra que está lejos de los 26.574 millones que amasaban las familias españolas a cierre de 2023.

Pero la capacidad de los hogares es finita. El apetito de los ahorradores italianos por la deuda nacional empieza a languidecer. En la subasta de este mes, la segunda de 2024 y la cuarta en poco más de un año, las peticiones de los hogares han experimentado un frenazo. A la espera de que el viernes se cierre la colocación, en los dos primeros días la demanda de los minoristas alcanza los 6.000 millones, importe que ha descendido a 600 millones el tercero. Estas cantidades están lejos de los 10.300 millones registrados en los dos primeros días de las tres colocaciones previas, que recaudaron 18.000 millones cada una.

Aunque desde el ministerio de Economía y Finanzas italiano restan importancia a este descenso y subrayan que no esperaban repetir el éxito, Jesús Sáez, responsable de mercado de capitales para Iberia de Natixis, reconoce que puede ser preocupante para el Tesoro italiano porque supone una base de financiación estable e importante en volumen. Ante la proximidad de la primera rebaja de tipos por parte del BCE, es de esperar que las rentabilidades de la deuda sufran un nuevo reajuste a la baja. “Extraña que los propios inversores domésticos den la espalda a este tipo de bonos. Creo que deberemos de corroborar esto con el paso del tiempo y nuevas subastas, podemos estar hablando simplemente de una cuestión de puntual”, remarca,

Después de haber esquivado la rebaja de la calificación, el Ejecutivo italiano se había marcado como objetivo exprimir al máximo el apetito de los ahorradores por los bonos patrios en un contexto de crecimiento anémico y elevadas necesidades de financiación. Con una ratio de deuda sobre PIB cercana al 140% (solo le supera Grecia con el 161,9%) y un déficit del 7%, Italia esperaba vender 360.000 millones en deuda a medio y largo plazo en 2024, a la cabeza de la zona euro. Al aumento de las emisiones se suma el pago de los intereses. Según los economistas consultados por Bloomberg, el pago de intereses sobre PIB ha aumentado un 35% en los últimos cinco años y esperan que crezca un 27%. Las estimaciones que manejan apuntan a que el coste global podría superar la barrera del 5% alcanzado en 2012, el momento álgido de la crisis de deuda.

Ante la saturación que empiezan a mostrar los minoristas, David Ardura, director de inversiones de Finaccess Vaule, señala que Italia se verá obligada a salir más al mercado, un entorno más exigente. No obstante, los analistas remarcan que después de los sobresaltos vividos en el pasado, el país transalpino vive un momento de relativa calma. Cristina Gavín, responsable de renta fija de Ibercaja Gestión, afirma que a día de hoy el mercado no descuenta el riesgo periférico. La prima de riesgo italiana se sitúa en los 133 puntos básicos, frente a los 206 registrados en octubre, coincidiendo con el revuelo causado por el impuesto a la banca. “La mejora de perspectivas de crecimiento y caída de los precios de la energía han mejorado las finanzas públicas y antes de las elecciones europeas de junio, no hay acontecimientos electorales importantes. Si el gobierno italiano mantiene el rumbo de reformas estructurales y reducción del déficit y se evita la recesión, Moody’s puede mantener la perspectiva estable de la de deuda de Italia” remarcan desde Pictet WM.

Además de las ventajas fiscales que llevan implícitos estos bonos (la tributación de los cupones se reduce al 12,5%, frente al 26% que se aplica a otros ingresos financieros), los analistas de Pictet señalan que la mejor firma de incentivar el ahorro doméstico es seguir ofreciendo rentabilidades atractivas. En sintonía con los títulos emitidos el pasado marzo, el tipo mínimo garantizado en la subasta de esta semana es del 3,35% para los tres primeros años y del 3,90% para el cuarto, quinto y sexto. Como premio a la fidelidad, el Tesoro se compromete a entregar un 0,8% adicional para aquellos inversores que compren en la colocación y mantengan los bonos hasta su vencimiento en 2030. En la subasta de marzo el pago al compromiso fue del 0,7%.

Fuentes de mercado creen que el frenazo de la demanda es algo circunstancial debido a la incertidumbre en torno a los movimientos de los bancos centrales y especialmente del BCE. “Los inversores están en compás de espera antes de ejecutar movimientos con su cartera. Es probable que parte de los flujos de inversión minorista se estén yendo hacia fondos y seguros de vida, que parece que siguen gozando de buena demanda en Italia”, sostienen.

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