El último incidente que ha protagonizado Britney Spears, saliendo de un hotel envuelta en una sábana y abrazando una almohada, ha encendido todas las alarmas, como si la artista no viviese en 2024 sino en 2006, cuando sufrió aquel famoso colapso mental que derivó en la tutela paterna, que llegó a durar 13 años y de la que tanto le costó salir.
Pero hay quienes creen que debería volver. Como si el mundo no hubiese aprendido nada de aquella época de acoso de la prensa y de la opinión pública —de hecho ella misma tiene ahora un altavoz, las redes sociales, con el que entonces no contaba—, voces cercanas del entorno de la artista consideran que no es tan descabellada la idea de una nueva tutela.
Según fuentes del portal Page Six, Spears, de 42 años, está sufriendo tales problemas de salud mental que requeriría toda la ayuda posible, incluso si eso significa una nueva tutela, mucho menor en términos temporales, pero con los mismos efectos que la anterior. Incluso se ejemplifica señalando que Britney ha llegado a culpar a su madre, Lynne Spears, de parte del incidente del hotel, a pesar de que no se encontraba allí.
Uno de los informantes se ha mostrado incluso preocupado de que la Princesa del Pop haya recurrido a algún tipo de abuso de sustancias y ha agregado: «Odio decirlo así pero, tal y como va la cosa, esto es lo que nos temíamos». Se ha referido así a las fotografías saliendo del hotel descalza tras, supuestamente, haberse peleado con su novio, Paul Richard Soliz.
La cantante de éxitos como …Baby One More Time o Toxic ha negado los hechos y ha declarado que simplemente fue una caída por la que asistieron los paramédicos, si bien los medios han vuelto a recordar el pasado de Soliz, quien ha estado trabajando en el mantenimiento de la casa de Britney en Los Ángeles desde 2022.
La pareja de la artista tiene un largo historial criminal, siendo algunos de los cargos de los que ha sido acusado delitos menores como alteración del orden público o conducir sin carnet. Sin embargo, en diciembre de 2020, tras ser detenido por posesión ilegal de arma de fuego y munición, fue sentenciado a dos años de libertad condicional, cumpliendo 90 días de cárcel.
«La idea de que Britney fue puesta bajo tutela sin ninguna buena razón más allá de que su padre era malvado y quería beneficiarse hasta el último centavo siempre ha sido errónea. No hay duda de que Jamie Spears es un padre imperfecto y la forma en la que puso a trabajar a Britney en Las Vegas fue horrible y jamás debió suceder», ha declarado una fuente muy familiarizada con el caso judicial y la campaña del #FreeBritney.
«Sin embargo, tampoco hay dudas de que la tutela, y las intervenciones previas a ella, tuvieron lugar por un motivo concreto y ese no era que su padre le quisiera robar todo su dinero de una manera nefasta, sino que se implementó porque Britney tenía serios problemas de salud mental y estaba tirando su vida por la borda completamente», ha agregado.
Otra fuente, en ese caso cercana a Jamie, afirma que el padre de la artista nunca fue «el villano de la historia» y que ha sido «injustamente vilipendiado por gente que no sabe de la misa la mitad», así como que llegará un momento en que su figura será «reivindicada».
Y señala que la jueza del Tribunal Superior del condado de Los Ángeles, Brenda Penny, jamás sometió a Britney a una evaluación psicológica cuando dio por finalizada la tutela, por lo que ahora no deberían sorprender las consecuencias.
Otro informante, familiarizado con el caso de su tutela, ha agregado: «Se pusieron muchas barreras [entre Birtney y el público] y habrá quien pueda decir que fueron demasiadas y durante demasiado tiempo, pero ahora que ya no hay el mundo está empezando a ver cómo es Britney cuando la dejan sola y eso no es bueno».
Únicamente un exmánager de la cantante la ha defendido: «Yo traté con Britney y viví con ella y nunca fui testigo de nada más que de una mujer increíble, una artista con mucho talento y una compañera increíblemente hospitalaria.Ella solo ha dedicado toda su vida a entretener al mundo».