La rapidez con la que el segundo intento de fusión de BBVA con Banco Sabadell cristalizó en una propuesta formal ha dado paso a un enfriamiento inducido desde Barcelona. “Aún no hemos decidido si queremos negociar”, comentaban este viernes fuentes cercanas a la entidad catalana. Tras dos días de vértigo, el banco quiere tomarse su tiempo y recopilar toda la información relevante antes de que su consejo decida si recoge el guante. De momento, ya ha contratado a su equipo de asesores: Goldman Sachs, Morgan Stanley y Uría.

Las fuentes consultadas alertan de que el precio y el reparto de los poderes serán los puntos más duros en las conversaciones (si estas llegan). BBVA ofrece al Sabadell tres consejeros. Los otros 15 serían del BBVA, un reparto derivado de la ecuación de canje, que se replicaría en los puestos directivos: el 16% de los ejecutivos procederían del banco catalán y el 84% de la entidad de origen vasco. “El precio ofrecido es razonable y el mercado lo valora bien”, añade otra fuente también cercana a la primera línea del mando del grupo de origen catalán. “Lo que no termina de cuadrar es que se mantenga la entrada de tres consejeros, al igual que se acordó en 2020″, puntualiza.

Entonces el presidente del Sabadell, Josep Oliu, se postulaba para la vicepresidencia (puesto que se mantendría para Sabadell en la propuesta actual). Pero no está claro cuál sería el encaje en esta estructura del consejero delegado, César González Bueno, que llegó a Sabadell tras haber fracasado el anterior intento de fusión, para sustituir a Jaume Guardiola. En el entorno del consejo del Sabadell existe un amplio recelo al respecto, ya que dejaría poco espacio a sus consejeros actuales y pondría con un pie en la calle a los directivos que han enderezado el rumbo del grupo y cuadruplicado el valor en Bolsa. “Si no hay un proceso de selección por méritos, estamos casi todos fuera”, reconocen varias fuentes de la primera línea de la entidad.

En los principales despachos del sector financiero no comparten que Carlos Torres se pueda cerrar en banda en este aspecto. “Se entendería si se tratase de una adquisición pequeña, pero es difícil de argumentar que se mantenga el mismo consejo al comprar un banco como el Sabadell”, inciden fuentes próximas a los supervisores bancarios europeos. La solución puede pasar por un cambio del equilibrio en el consejo, una opción que no despierta entusiasmo en La Vela. “Carlos Torres no quiere poner en riesgo el equilibrio actual del consejo”, afirma una voz próxima a los primeros ejecutivos del grupo de origen vasco.

Fuentes financieras recuerdan que ambos bancos ya se conocen y, aunque hace cuatro años las conversaciones fracasaron, ahora saben los límites de cada uno y hasta dónde pueden llegar. En 2020 el problema fue el precio. Hoy por hoy, señalan fuentes de la banca de inversión, el BBVA no estaría contemplando en principio una mejora de las condiciones, que ya consideran generosas, con una prima del 30% sobre el precio previo a la filtración. Pero la caída en Bolsa está limando el atractivo: la oferta es hoy, en términos financieros, un 10% inferior a la del lunes. Con todo, el mercado no cree que el precio pueda ser un obstáculo insalvable. O, al menos, no más que el reparto del consejo. Lo que sí descartan tanto desde Madrid como desde Barcelona es una opa hostil.

Con todo, la precipitación de los acontecimientos ha pillado a ambas partes a contrapié. El entorno del Sabadell considera agresiva (se cuida de usar el término hostil) la aproximación de BBVA, pese a que otras fuentes del mercado indican que ya se habían producido encuentros al más alto nivel. Sin embargo, la idea era que el baile comenzase algo más tarde. “La conversación en las altas esferas financieras se inició hace semanas y se daba por hecho que se filtraría en cualquier momento. La idea era aguantar hasta después de las elecciones catalanas para evitar así la variable política de la ecuación”, explican fuentes financieras.

Ahora desde Madrid se espera una pronta respuesta (la caída de la acción resta atractivo a la oferta), y se observa con cierta inquietud cómo en Sant Cugat prima la idea de no precipitarse. Ayer la agencia Bloomberg informaba, a su vez, de que el Sabadell se inclinaba por iniciar negociaciones, sin que hubiera una decisión tomada. Pero el banco quiere marcar sus tiempos, una vez que BBVA ya marcó los suyos este Primero de Mayo.

Si a finales de 2020 el que se la jugaba (y necesitaba la operación) era el Sabadell, ahora parece BBVA el más interesado. De hecho, la cúpula del banco no puede fallar de nuevo, ya que sería un segundo tropiezo con la misma piedra. Entonces contaron con otra baza (ampliaron su exposición en la filial turca Garanti), una alternativa que tampoco se descarta en esta ocasión. “Desde hace meses, los jefes de estrategia del banco trabajan en un plan B sobre otra posible operación. Pero todos los caminos conducen al Sabadell, que resolvería muchos de los debe del BBVA”, sostiene otra fuente muy próxima a la cúpula del banco.

“La necesitan [la operación] para cumplir con los objetivos fijados de cara a los próximos años y, sobre todo, para no depender tanto de países emergentes”, argumentan en el entorno de la primera línea de mando del grupo de origen vasco. Es decir, deberá ceder en algunos puntos si no quiere que se tambalee la operación.

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