Manuel Castells, uno de los sociólogos más influyentes del mundo y exministro de Universidades en el segundo Gobierno de Pedro Sánchez, ha revelado este domingo que votará al candidato del PSC en las elecciones del 12-M, Salvador Illa. El intelectual considera que el actual jefe de la oposición en el Parlament es quien mejor puede capitanear la situación el regreso a la normalidad institucional tras el declive del procés independentista. Además, considera que ese nuevo tiempo que se abre pide un gran pacto de izquierdas en la Cámara catalana y ve en Illa al único con posibilidades de articularla.

En su columna semanal en La Vanguardia, Castells, de 82 años, defiende que las elecciones autonómicas del 12 de mayo son una oportunidad para reorientar el rumbo de la sociedad catalana hacia “una senda del reencuentro de los catalanes”, tras una “etapa de polarización social y parálisis institucional”. Su decisión de apoyar a Illa, con quien compartió gabinete durante la pandemia, la sustenta según explica no solo por su programa político sino por haber conocido de primera mano su lado más humano y la manera como gestionó de la crisis desatada por el coronavirus. Castells dejó el Ejecutivo central en 2021.

Illa, cree Castells, es el único “por votos y por templanza” que podría articular un bloque de izquierdas tras el 12-M. Esa reedición del tripartito entre PSC, ERC y comunes, si bien la ve “muy diferente” al que lideraron primero Pasqual Maragall y después José Montilla, cree que tendría que garantizar la consecución de un “máximo nivel de autogobierno“ y así blindar el Estado de Bienestar y haría frente a los intereses de las grandes corporaciones trasnacionales. Pero, sobre todo, esbozaría un futuro “sin mirar atrás a nuestra historia de sangre y sin contarles fábulas a los jóvenes, evitando que se agoten en la búsqueda de una formula mágica que poco tiene que ver con lo que quieren y sueñan”. “Ninguna bandera salva del impulso al suicidio. Más bien, acaba en suicidio colectivo”, apostilla el intelectual, en una crítica directa al nacionalismo.

Castells había llegado a pedir el voto por el convergente y ahora líder de Junts en Barcelona, Xavier Trias, en su intento para llegar a la alcaldía de la capital catalana. El exministro criticaba entonces los socialistas en el Ayuntamiento ―Jordi Hereu era el alcalde― intentaran criminalizar los movimientos sociales y justificó su apoyo al convergente por plantear una política de transparencia que “abriera la puerta para airear el ambiente enrarecido del actual Consistorio. Destacó, además, la apuesta del ahora jefe de la oposición en Barcelona por “su apuesta por recuperar la productividad y competitividad de la economía local utilizando el potencial en la economía del conocimiento”.

Las siguientes elecciones locales, las de 2015, el ministro optó por apoyar a la activista Ada Colau. En el rotativo catalán recuerda que lo hizo en tres ocasiones, incluidas las municipales. Ahora que vuele a cobijar a un socialista, y para adelantarse a posibles críticas y sin mencionar a Comuns Sumar, recuerda que su designación como ministro fue en calidad de independiente aunque fueran los comunes quienes lo propusieron ante Podemos. El intercambio de apoyos entre las esferas socialista y de los herederos del PSUC no son una cosa extraña en la política catalana. El expresidente del grupo parlamentario de Catalunya Si Que Es Pot, Lluis Rabell, terminó en las pasadas elecciones locales por ir a las listas del PSC.

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