El Ecce Homo de Caravaggio que apareció en una subasta en Madrid en marzo de 2021 estará expuesto al público, bien en el Museo del Prado —donde permanecerá en una instalación individual especial de momento desde el 28 de mayo hasta octubre de 2024— o en otra institución. “El cuadro no va a acabar en casa del comprador. Es muy generoso, no quiere que se centre la atención sobre él. La idea es que esté en colecciones públicas, de momento, en forma de préstamo”, ha explicado Jorge Coll, responsable de la casa Colnaghi (galería de arte antiguo), que se ha encargado de la restauración, atribución y venta de la obra. El precio ha rondado los 30 millones de euros, según han confirmado a este diario varias fuentes. El lienzo, que tuvo varios compradores interesados, fue vendido por sus anteriores dueños, la familia del político liberal Evaristo Pérez de Castro, a un coleccionista y mecenas inglés con una residencia en España que ha pedido permanecer en el anonimato. “Hubo mucho interés por el cuadro, pero no se ha negociado con nadie más”, ha asegurado Coll. La operación se cerró después del verano de 2023.

La venta ha contado con la aprobación de la Comunidad de Madrid, un requisito indispensable, ya que la tela, que llegó a tener un precio de salida de 1.500 euros en la subasta de Ansorena por un error en su atribución, está protegida como Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno regional desde 2021. Ese mismo año, el Ministerio de Cultura lo declaró inexportable. Estas condiciones han limitado el precio de la venta. “Es una entelequia, pero en el mercado internacional puede valer más de 100 millones de euros”, ha asegurado Coll, experto en la compra venta de arte antiguo. Si la mano de Caravaggio ya es un reclamo para el mercado del arte por tratarse del genio del Barroco cuya mayor parte de la obra se considera perdida, se une que este cuadro es lo que se denomina en el sector un durmiente. Es decir, en 2021 apareció en Madrid una obra mal atribuida, que iba a ser vendida a un precio de salida irrisorio, y que en aquel momento no contaba con protección legal; por tanto, era susceptible de ser sacada de España y de ser revendida cuantas veces hiciera falta. El euromillón para quien consiguiera hacerse con el cuadro.

En estos tres años, Coll y sus socios y también marchantes Filippo Benappi (Benappi Fine Art) y Andrea Lullo (Lullo Pampoulides), con los que se repartirá la sustanciosa comisión de la venta, han recibido “mucho interés” por el cuadro. “Como la prioridad indispensable para la familia [Pérez de Castro] es que estuviera expuesto, esto marcó la venta”, ha relatado Coll. El comprador final, un coleccionista de arte contemporáneo, estuvo de acuerdo en que el destino final del cuadro debía ser la sala de un museo y, en un primer momento, del Prado. “Se tomó la decisión más conservadora basándonos en este interés”, ha recalcado Coll.

En el momento en que se presentó la oferta de compra a la Comunidad de Madrid, tal y como establecen los requisitos de los BIC, tanto el Gobierno regional como el Ministerio de Cultura y, por tanto, el Museo del Prado supieron que el Ecce Homo no acabaría en una de las casas del coleccionista, sino colgado en una sala, como ha explicado Coll y han confirmado desde la cartera que lidera Ernest Urtasun. Ninguna de estas dos instituciones ejerció su derecho de compra por el precio de alrededor de 30 millones. “El Estado no puede pagar esa cantidad”, explican fuentes de Cultura, que celebran que el cuadro pase nueve meses, por ahora, en el Prado.

El nuevo propietario cede el cuadro al museo madrileño con una modalidad de préstamo temporal con la que el Prado se asegura albergarlo sin haber desembolsado un euro, reafirman fuentes del museo. Coll no aclara qué sucederá una vez se cumpla el plazo de los nueve meses pactado con la pinacoteca. Se remite a la voluntad del comprador y a los futuros planes que Cultura pueda plantear sobre la pieza. Desde el Ministerio aseguran a EL PAÍS que la obra es de un particular y que, por tanto, será su voluntad la que determine cuál será la siguiente sala en la que se exponga o si permanece más tiempo en el museo.

Rafael Mateu, asesor jurídico del comprador y de Colnaghi, además de historiador del arte, ha explicado a este periódico que “el nuevo dueño tiene la voluntad de que el cuadro vaya a otros museos de España, de Europa y de otros continentes”. El abogado ha asegurado que el coleccionista inglés cuenta con “el compromiso hablado” —”No hay un plan contractual”, ha especificado— del Ministerio de Cultura para conceder las licencias temporales necesarias para que el cuadro viaje, por ejemplo, el año que viene a Italia para participar en una gran exposición de Caravaggio. Al tratarse de un BIC, es el Ministerio quien debe conceder la licencia para que el cuadro salga de España de manera temporal. En caso de que la obra vaya a otros museos en territorio nacional, será con la aprobación de la Comunidad de Madrid. Este futuro periplo internacional y nacional concuerda con una afirmación de Coll: “La voluntad del comprador es que se exponga en una colección pública que significa de acceso al público, no solo las estatales”.

Primera exposición

Las negociaciones entre Colnaghi y el Museo del Prado comenzaron a finales de diciembre de 2023 y se cerraron en enero de 2024, según han confirmado ambas partes. El propietario se aseguró de que del 28 de mayo a octubre (no hay un día pactado) el cuadro se expusiera en una sala propia, según confirmó este lunes EL PAÍS. El contrato de préstamo temporal se ha establecido en nueve meses con la posibilidad de ampliar este plazo. El Ecce Homo podrá visitarse en un espacio contiguo a la sala dedicada a los caravaggistas. El objetivo es que, una vez cumplido este primer plazo que termina en octubre, la pieza se integre en el discurso del museo hasta completar el plazo de nueve meses y cuelgue en el espacio dedicado al pintor y sus coetáneos.

Coincidiendo con la exposición del Prado, saldrá a la venta el 28 de mayo el libro que cuenta la historia del descubrimiento, la restauración y atribución de este Ecce Homo. El catálogo está firmado por Maria Cristina Terzaghi (historiadora de arte), Keith Christiansen (comisario del Museo Metropolitano de Nueva York), Gianni Papi (historiador del arte) y Giuseppe Porzio (historiador del arte en la Universidad del Arte), los mayores expertos en Caravaggio del mundo, los mismos que desde el primer momento coincidieron —un consenso poco habitual en el mundo del arte— en que se trataba de la mano del pintor barroco. “Con el cuadro restaurado los expertos confirmaron su instinto inicial y, por tanto, la autoría”, ha explicado Coll.

La restauración, según ha explicado el coleccionista, se realizó en la galería Colnaghi de Madrid con el permiso de la Comunidad de Madrid. El cuadro, que está depositado en este momento en unos almacenes en Coslada, cerca del aeropuerto de la capital, se trasladó hasta la sede del galerista, donde un equipo de restauradores liderado por el experto italiano Andrea Cipriani ha estado arreglando los desperfectos de la pieza. Bajo su mando han estado especialistas como Claudio Falcucci y Carlo Giantomassi, otro relevante restaurador que participó en los trabajos de los frescos de Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina. “La obra estaba bien para tener 400 años y los vaivenes que ha pasado”, ha dicho Coll. “Ha sido una restauración agradecida en la que se han recuperado las medidas originales del cuadro”. La tela se expondrá en el Prado con un nuevo marco, ya que apareció sin ninguno en la subasta de Ansorena. “Se ha elegido uno de época siguiendo la descripción que aparecía en el primer inventario del cuadro”, ha detallado el galerista, que ya en 2021 descartó la posibilidad de que se restaurara en el museo madrileño. “A la familia se le plantearon todas las posibilidades y eligió a dos de los mejores restauradores del mundo”, ha justificado Coll. El resultado lo podrá contemplar el público a partir del 28 de mayo.

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