Un futbolín y una mesa de billar atraen la atención de los visitantes a la feria Downtown Design que hasta el próximo viernes se celebra en Dubái. Ambos se exhiben en el espacio con el que España participa por primera vez como país en este escaparate del diseño internacional, el más importante de Oriente Próximo. Son un producto de RS Barcelona, una de las siete empresas expositoras, y su representante, Marta Tremoleda, incluso anima a los curiosos a jugar una partida.

“¿Preferís bola dura o blanda?”, pregunta a unos sorprendidos Albert y Pradip. La blanda permite jugar sin hacer ruido, un detalle muy apreciado por las oficinas que adquieren esta cuidada versión del tradicional juego para que sus empleados se relajen. “Se puede personalizar”, explica Tremoleda mientras muestra la opción de sustituir los muñecos jugadores por jugadoras, un guiño sin duda a las aficionadas a darle a las barras, y a la evolución social.

La presencia junto al futbolín de unas máscaras de inspiración africana de Lladró refleja la diversidad de los participantes. Bajo el título Interiores de España, se unen las décadas de tradición de firmas de origen familiar, como la propia Lladró o la especialista en superficies de revestimiento Cosentino, con marcas contemporáneas como Kettal (muebles de exteriores), nanimarquina y Naturtex (alfombras artesanales y textiles) o MYO (iluminación).

Se trata de un espacio abierto y compartido por las empresas con el que su diseñador, Cutu Mazuelos, ha querido transmitir “el espíritu de compartir de los españoles”. En la presentación del estand, Mazuelos, del estudio Stone Designs, ha explicado que se preguntó qué se espera de España. Y su respuesta fue “alegría”. De ahí la fórmula elegida de un “espacio vivo” que facilita la interacción de todos, exhibidores y visitantes.

Aunque la feria es, a decir de los diseñadores, “muy local”, tiene sin embargo una gran proyección. “Abre un importante potencial de mercado no sólo en Oriente Próximo sino incluso más al Este”, asegura a EL PAÍS Tomás Alonso, ganador del premio Swarovski Diseñadores del Futuro, que la víspera ha dado una charla sobre su experiencia profesional en el marco de la Semana del Diseño. Además, apunta Mazuelos, “están representadas las mejores marcas”.

“Queremos transmitir la importancia del diseño español”, subraya, por su parte, el embajador de España, Antonio Álvarez Barthe, para quien la participación era una tarea pendiente.

Se trata de promocionar el “made in Spain” (hecho en España), ya que la cita constituye una puerta de entrada a la región para el diseño internacional. De ahí el apoyo facilitado por el ICEX (Instituto de Comercio Exterior).

“Las marcas seleccionadas transmiten la pasión de España por el diseño y el compromiso con la comunidad. La mayoría ya tienen una gran presencia en Oriente Próximo, otras son nuevas. Nuestro objetivo es apoyarlas a todas a través de una imagen sólida del país y desarrollar una relación duradera con la región”, explica el consejero económico de la Embajada, Erik Rovina.

Pero no todo es comercial en la Design Week. En uno de los pabellones situados enfrente de la feria, 150 proyectos de jóvenes universitarios, seleccionados entre cerca de 1.300, proponen soluciones originales a problemas cotidianos y esperan captar la atención de un inversor para hacerlos realidad. Desde la sustitución del cemento por un material que absorbe el exceso de dióxido de carbono que proponen tres graduados del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, hasta la “pared de agua” para potabilizar las aguas grises domésticas que plantea un equipo formado por alumnos de ESADE, IED y la Universidad Politécnica de Cataluña. De momento, estos diseñadores noveles no tienen tiempo de jugar al futbolín.

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