El cáncer de pulmón continua siendo uno de los más frecuentemente diagnosticados a nivel mundial. Pero, además de muy prevalente, es muy letal, a diferencia del de mama, colon o próstata. Así, la supervivencia a cinco años es solo del 15%. Cada avance es vital, así como que no haya demoras en el tratamiento.
Sin embargo, la realidad es que dos de las principales dificultades y barreras a las que se enfrentan los pacientes son precisamente las demoras y la falta de información, según el estudio «Biomarcadores: experiencia y conocimiento de las personas con cáncer de pulmón», elaborado por la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACap) y la Fundación Más Que Ideas.
Para este estudio, han realizado una encuesta online auto´-cumplimentada de forma anónima de 148 personas diagnosticas con cáncer de pulmón realizada entre abril y mayo de 2023.
«El 63,5% de las encuestadas eran mujeres, y el 65,5% tenía entre 45 y 64 años. El 62,3% tenían cáncer de pulmón en estadio IV y se lo habían diagnosticado hace menos de tres años al 55,8%. A su vez, el 74,8% se había realizado una prueba de biomarcador. Es decir, se hacen pruebas de biomarcadores en España», explica Bernard Gaspar, presidente de AEACap.
«El 58% de los pacientes encuestados reconoció tener dificultades. La principal: disponer de poco tiempo para entender y asimilar la noticia. Además, casi un 22% afirmó que no tuvo información clara sobre diagnóstico», denuncia Diego Villalón, trabajador social y vocal de Fundación Más Que Ideas.
«Solo 52% recibió información por parte del equipo médico sobre los biomarcadores y/o el diagnostico molecular. Es decir, falta información, lo que contrasta con que la mayoría de pacientes, 90%, está familiarizado sobre biomarcadores», incide.
Y la información durante el proceso de diagnóstico es crucial, ya que ayuda a que las personas con cáncer de pulmón tengan mayor control y participen en la toma de decisiones sobre su tratamiento.
«Pues vemos que 41,7% reconoce que tiene un conocimiento insuficiente sobre los biomarcadores», añade Villalón.
«En cuanto a los encuestados a los que les hicieron la prueba de biomarcadores, un 37% afirmó que o bien no tuvo acceso a los resultados o no entendió los resultados. Además, un 28% a los que se les ha hecho la prueba de biomarcadores desconocen cuál es el papel de estas pruebas y qué determinan. Es decir, hay que mejorar la información».
A su vez, al 47% a los que se les hizo prueba afirma que el planteamiento terapéutico cambió tras realizar la prueba de biomarcadores, tal y como recoge el informe.
En cuanto a la demora, «al 30,7% se les tardó más de dos semanas desde la noticia del diagnóstico hasta la solicitud de la prueba de biomarcadores y un 18,8% tuvieron una demora de más de tres semanas. Y al 57,4% les tardaron más de dos semanas desde la toma de la muestra hasta la recepción de los resultados de la prueba y el 38,6% esperó más de tres semanas», denuncia Villalón.
Un periodo muy largo si se tiene en cuenta la letalidad de este tumor y que se suele diagnosticar en fase III y IV.
Tras la presentación del informe, José Luis González Larriba, catedrático de Oncología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro de la Junta Directiva del Grupo Español del Cáncer de Pulmón (GECP), explicó que «el conocimiento del cáncer de pulmón ha cambiado muchísimo en los últimos años. Sabemos que hay unas proteínas que desencadenan el proceso oncológico en muchos pacientes, por eso es importante hacer esta prueba de biomarcadores».
«Esta prueba habría que hacérsela al 100% de los pacientes. Al 50% de los pacientes podemos identificar alteraciones moleculares que desencadenan el tumor y darles un tratamiento específico. Y hay que hacérsela a todos los pacientes porque» los que se pueden beneficiar «no tienen ninguna característica clínica que los diferencie», explica González Larriba a una pregunta de este suplemento.
Y no es algo precisamente muy caro. «Hace unos años costaba 3.000 euros secuenciar 40-50 genes. En los hospitales se cobra mil, pero si la hiciéramos en los hospitales costaría 300, 400 o 500 euros, que es lo que cuesta un TAC. Además, así podríamos no gastar en otras pruebas. Es un problema organizativo, a lo mejor no tiene que hacerse en todos los hospitales, pero sí en el de al lado para que todos los pacientes tenga acceso a ella», añade a A TU SALUD.
«Con el tratamiento adecuado -prosigue- lograremos que el paciente viva muchos más años y mejor. Muy próximos al 100% de los hospitales españoles cuando hacen estudio molecular no lo hacen porque esté en la cartera de servicios, sino que lo hacen debido fundamentalmente a la ayuda de la industria farmacéutica y de los ensayos, y esa ayuda puede terminar. En GECP intentamos y elaboramos un documento para tratar de presionar a la Administración» para que lo promuevan porque se necesitan hacer estas pruebas a los pacientes.
«El cáncer de pulmón son muchas enfermedades. Eso nos tiene que quedar claro», enfatizó María Dolores Lozano, jefa de Servicio de Anatomía Patológica de la Clínica Universitaria de Navarra y presidenta electa de la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP-IAP).
«Es impensable que en enero de 2024 no se diagnostique bien el cáncer de pulmón», incide la patóloga.
«Para hacerlo comprensible, las células de una persona están muy bien y luego se vuelven locas por el tabaco, por la polución o por que sí, y cambia el ADN. Se producen mutaciones y se produce proceso de cáncer. No es difícil la secuenciación, lo difícil es tomar una muestra bien, el resto es un aparato», añade.
Mª Ángeles Marín, paciente con cáncer de pulmón, explica que lo primero que pensó tras el diagnóstico fue «que no me iba a comer las torrijas esa Semana Santa» y reconoce que no supo que le habían hecho las pruebas, solo vio en el documento el tipo de tumor y que era en fase IV. Por eso, considera que es necesario más información al paciente, algo en lo que ayuda la figura de «la enfermera de enlace».
«Porque cuando te diagnostican entras en shock, es un tsunami que arrasa todo, tu vida familiar, social, laboral porque crees que te vas a morir en poco tiempo» y el paciente necesita un acompañamiento, que le expliquen bien las cosas en consulta, «pero no el primer día».