El Hormiguero concluyó la semana con la visita del mejor chef del mundo, Dabiz Muñoz. El ganador por tercer año consecutivo de los The Best Chef Awards dará algunas de las claves de su buen hacer con el Pablo Motos como alumno aventajado.

«Supe que me iban a dar el galardón 24 horas antes del evento porque te avisan para que te vayas preparando el discurso, pero tú vas allí unos cuantos días antes en un acto de fe», le contó el cocinero madrileño al conductor del programa.

«Cuándo viajas a los mejores restaurantes del mundo, ¿sientes que no hay nadie que te supere?», quiso saber el valenciano. «Yo no me siento ni me considero el mejor cocinero del mundo, ni mucho menos», le contestó el chef. 

«Veo mucho talento por el mundo y decidir quién es el mejor cocinero o el mejor restaurante es algo muy intangible. Creo que el premio es, realmente, un homenaje a la cocina española«, añadió.

Motos también le preguntó: «¿Qué es lo más flipante que has probado últimamente?». Muñoz reconoció que «también es verdad que me como cualquier mierda que hay por ahí»

Y añadió que «eso sí, cuando tomo algo que no me gusta, no lo cuento, siempre hablo en positivo. He comido varios tipos de huevos milenarios, el más difícil fue uno que comí a las afueras de Hong Kong, me trajeron un huevo milenario que había estado macerado en orín de caballo».

El cocinero también habló de lo que ya come su hija Laia: «Desde los seis meses hace el Baby Lead Wining y come de todo, cocochas, hamburguesa de gamba roja…».

Y apuntó que «es flipante verla comer, se trata de generarle una base de datos de alimentos en su cerebro y que crezca con una relación sana con la comida«.


Lorena Castell, en 'El Hormiguero'

El cocinero, en el ambiente de confianza que tenía con Motos, le dijo: «¿Sabes por qué comes tan mal y hay tantas cosas que no te gustan, Pablo? Porque de pequeño no probaste los suficientes alimentos«.

Por último, el conductor del programa señaló: «DiverXo no te puede salir muy rentable, sois cuarenta personas trabajando para treinta y seis comensales, ¿no?».

A lo Muñoz le contestó: «Es complicado, hacemos cada año un ejercicio para que nos salgan los números. Yo no quiero cambiar DiverXo para que me cuadren las cuentas, prefiero cambiar el precio del menú y que salgan los números». 


«El precio del menú, que podría parecer muy elevado, viene de ahí. Ahora Diverxo va a cambiar de nuevo porque ya me he aburrido, vamos a cambiar de ubicación, a crecer y a modificarnos un poco para que la gente siga sorprendiéndose», concluyó el chef.

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