La última expulsada de Supervivientes, Arantxa del Sol, ha sido también la última en someterse al puente de las emociones. «No me puede hacer más ilusión cerrar contigo esta etapa con todo lo que has disfrutado y también con la pena con la que abandonas esta aventura. Para nosotros es muy importante», introducía Laura Madrueño, antes de dar paso a Del Sol, uno de los rostros más conocidos de la pequeña pantalla en los noventa.
«Es el principal motor de mi vida«, dijo Del Sol sobre el amor. Ahí entra su marido, Finito de Córdoba: «Es el hombre de mi vida. Ha dado sentido a todo».
Posteriormente venía olvido. «Con este nuevo medio que son las redes he podido comprobar el cariño y la fuerza de tanta gente. Me siento muy satisfecha y orgullosa», confesaba, en clara referencia a su desaparición televisiva.
Arantxa avanzaba y llegaba a un escalón que ponía «almeja tiesa», la expresión con la que Ángel Cristo se refiere a ella: «Me tacharán de fina, pero es un problema de educación. Este señor ha soltado esta, pero también muchas más. Llevaba muchos días martirizándome«, denunció.