Insistimos durante todo el año en que el Festival de Eurovisión nos la refanfinfla. Hasta que llega la final y ya sea por criticar, por bailar o por justificar las tres copas que nos vamos a pimplar, nos ponemos delante de la televisión y aguantamos hasta el final. Este 2024 se celebra la final el sábado 11 de mayo en Malmö (Suecia), transmitida desde las 21.00 por La 1. Es un año con mucho eurodance noventero, cuerpos de baile casi siempre masculinos, grandes voces, cantantes nefastos y un problema gordo: Israel. Aunque lo más sensato hubiese sido prescindir del país que está provocando tanto sufrimiento, Israel participó en las semifinales y se ha clasificado para la final. Una polémica que se podría haber evitado impidiendo su participación. Así las cosas, esta es nuestra valoración de los 26 finalistas.

– Suiza: Nemo, ‘The Code’

Una de las favoritas en las apuestas, y con razón. The Code lo tiene todo: drama, épica, una voz potente, su parte rapeada y un estribillo adherente. Y un mensaje que no puede ser más adecuado para la actual Eurovisión: Nemo (24 años) se declara no binario y la letra habla de ese proceso y de “librarse de las cadenas”. La canción camina por un ritmo drum and bass, ese estilo musical que a pesar de tener más de 30 años siempre suena moderno. La voz de Nemo puede parecer irritante por su exceso de agudos, pero en este contexto eurovisivo y por solo tres minutos hasta se puede aguantar. Un firme candidato, sin duda.

– Croacia: Baby Lasagna, ‘Rim Tim Tagi Dim’

Eurovisión tiene estas cosas: que alguien se presente con un nombre tan disparatado como Baby Lasagna. Claro, el título de la canción debe ir en esa onda: Rim Tim Tagi Dim, lema que se repite insistentemente durante los tres minutos de la pieza. Pretende recoger alguno de los ritmos folclóricos croatas, pero con un molesto chundachunda dominándolo todo. El estribillo, eso sí, funciona: lo firmaría hasta Bon Jovi.

– Países Bajos: Joost Klein, ‘Europapa’

Una charlotada divertida que solo tiene sentido a las tres de la madrugada entre vapores de ron-cola, o en la final de Eurovisión. Voces pituferas, baile de San Vito, sintetizadores tocados por alguien con un ataque de nervios. Eurodance cutre noventero a tope.

– Ucrania: Alyona & Jerry Heil, ‘Teresa y Maria’

Interesante la propuesta de este dúo con una canción que habla de la resiliencia femenina. Una aporta una voz casi operística y la otra ofrece rap. Entre las dos componen una canción con algún guiño folclórico de su país, una efectista melodía y unos “uuuh” bien puestos.

– Italia: Angelina Mango, ‘La noia’

Italia ha mantenido una relación muchas veces destemplada con Eurovisión, con etapas de varios años en los que no ha participado, la más larga de 1998 a 2010. Básicamente por falta de interés en una audiencia a la que le apasiona el festival de San Remo. En los últimos años, sin embargo, ha llevado siempre propuestas dignas. Maneskin, que venció en 2021, es hoy una de las bandas jóvenes de rock más grandes de Europa: este año son cabeza de cartel de uno de los cuatro días de Mad Cool (Madrid). Angelina Mango no baja el nivel con La noia, que se puede traducir por “aburrimiento” y es todo lo contrario: un tema de ritmos latinos que incluso se puede bailar sin estar con dos copas en el cuerpo. La italiana aporta una buena voz, que pondrá a prueba durante unos segundos, cuando la música se frena y ella deberá demostrar su potencia vocal.

– Alemania: Isaak, ‘Always On The Run’

El Ed Sheeran de la final, que nunca falta (algunos años ha habido varios) desde que el pelirrojo inglés explotara allá por 2011. Bueno, tiene un pase el tema: una canción amable de baile, sin estridencias, con una óptima interpretación. No apasiona, pero resulta agradable.

– Francia: Slimane, ‘Mon Amour’

Un artista ya curtido este Slimane. Suma 34 años y tres discos largos. Propone con Mon Amour una balada sin mucha gracia y escuchada mil veces.

– Reino Unido: Olly Alexander, ‘Dizzy’

Muy serio lo de Reino Unido. Olly Alexander fue el cantante del grupo Years & Years, habitual de los festivales indies, y uno de los protagonistas de la serie de HBO It’s a Sin. Como es un flipado de Eurovision, aquí le tenemos, con una canción de pop electrónico que puede recordar a Pet Shop Boys. El término medio entre la horterada eurovisiva y un himno pop que se puede escuchar en los festivales. Eso es Dizzy.

– Suecia: Marcus & Martinus, ‘Unforgettable’

Unos gemelos noruegos para tratar de repetir el éxito de Suecia con Loreen en la pasada edición. Unforgettable es un tema bailable estándar con un problema: le falta fuerza al estribillo, que se limita a entonar un melifluo “she is unforgettable”. Por lo demás, todo correcto, sin sorpresas, de carril.

– Chipre: Silia Kapsis, ‘Liar’

Silia, de solo 17 años, nos propone una sesión intensiva de gimnasio. Mucho baile, movimiento de cabellera, bailarines exhibiendo músculo. Todo para una canción mil veces escuchada y todas olvidada.

– Serbia, Teya Dora, ‘Ramonda’

Saturados de propuestas eufóricas y llamaradas, estamos deseando un poco de pausa y sensibilidad. La canción Serbia coge el camino del sosiego, pero tampoco nos sirve: cero estimulante.

– Lituania: Silvester Belt, ‘Luktelk’

Una canción que ni Bizarrap en sus primeros experimentos con ocho años. No llega a los tres minutos y se hace eterna.

– Irlanda: Bambie Thug, ‘Doomsday Blue’

Bueno, aquí tenemos algo que capta nuestra atención, aunque a algunos, los que echen de menos a Mocedades, les pueda provocar espanto. Bambie Thug ha tenido el ingenio de encontrar un término para su estilo, el güija pop. ¿Ya se han reído? Pues vean la actuación, que seguro que les entretiene. No creemos que la representante de Irlanda quiera provocar terror, pero si es así le sale mal la jugada. Reconocemos que la Maléfica de Eurovisión 2024 nos hace pasar un buen rato. Al menos, esta canción no la olvidas a los dos segundos.

– Eslovenia: Raiven, ‘Veronika’

En Eurovisión gustan las exhibiciones vocales. Pero algunos confunden cantar con gritar, y Eslovenia este año ha optado por esto último.

– Finlandia: Windows95man, ‘No Rules!’

Cada Eurovisión que pasa más nos arrepentimos de haber puesto de vuelta y media a nuestro Rodolfo Chikilicuatre. Si alguien se escandalizó con aquel disparatado personaje que enviamos en 2008, vean a los representantes de Finlandia. Se podrían dedicar muchas palabras a describir lo que ocurre en los tres minutos y 15 segundos que dura la canción, pero es mejor ver el vídeo. Solo la presión de un televoto guasón puede colocar a Windows95man en una final de un concurso musical.

– Portugal: Iolanda, ‘Grito’

Después de ver y escuchar a los Windows95man, la representante de Portugal nos parece Rosalía. Seguro que la catalana es un referente para Iolanda, que pone un pie en la tradición y otro en la modernidad, exhibe una voz potente y personal y lleva las uñas muy largas. Con una sencilla, pero original, puesta en escena, es de lo más profesional del lote. Aunque estas cosas tan intensas no suelen gustar en una Eurovisión juerguista.

– Luxemburgo: Tali, ‘Fighter’

Una canción de ritmo latinillo que no molesta. Si lo que pretendían con los tigres sobreimpresionados en el escenario era crear tensión, han fracasado.

– Grecia: Marina Satti, ‘Zari’

Si se programase un concurso de imitadoras de Rosalía, Marina Satti sería una de las elegidas. Seguramente no llegarían a la final, pero ella, que se ha debido escuchar un millón de veces Motomami, allí estaría. Poco más que añadir.

– Austria: Kaleen, ‘We Will Rave’

Dance noventero procesado carente de alma y originalidad. Está claro que Aqua es una influencia potente este año. Lo discutible es si la música del grupo danés merece esta pleitesía.

– Armenia: Ladaniva, ‘Jako’

Ya echábamos de menos una propuesta folclórica/moderna, una tendencia que lleva trabajándose con ahínco en las últimas ediciones. Aquí está este alegre sexteto vestido con ropas regionales proponiendo que bailemos un rato con los ritmos de su tierra, Armenia. Introducen algo que nos tememos se va a expandir en los próximos años: la interpelación al público para que repita “oeees”. Todo correcto y simpático.

– Letonia: Dons, ‘Hollow’

Después de dos intentos quedándose a las puertas en la preselección de su país, el bueno de Dons consiguió representar a Letonia y encima pasar a la final. No es de extrañar que en la semifinal del jueves rompiese a llorar en el tramo postrero de este Hollow. La puesta en escena es sencilla para arropar una balada bien interpretada. El problema es que la canción sale de ese molde que en un estudio de grabación dice: balada convencional para intentar que al oyente se le escape alguna lagrimilla. Muy original no es el tema, no.

– Georgia: Nutsa Buzaladze, ‘Firefighter’

Cuidado, no se acerquen mucho a su televisión cuando aparezca la representante de Georgia: sale tanto fuego del escenario que le puede chamuscar el cabello. Fuera de bromas, decir que la canción no vale gran cosa, y que Nutsa deja el micrófono en el ecuador para hacer un chanelazo, o sea, una exhibición de baile poderosa. Pero ni aún así…

– Letonia: 5MIINUST x Puuluup, ‘(nendest) narkootikumidest ei tea me (küll) midagi’

Deseando escuchar cómo las presentadoras de TVE se las arreglan para pronunciar tanto el nombre de este grupo como la canción. Inténtelo en casa y ya verá qué risa. En lo musical, pues un ritmo agitado, unos cantantes mediocres y la sensación de que irse de cañas con estos seis tipos puede ser un plan divertido.

– Israel: Eden Golan, ‘Hurricane’

Hagamos un esfuerzo (aunque cueste mucho) y valoremos a Israel estrictamente por lo musical. Es una balada bien ejecutada, con su tono dramático adecuado y con una buena melodía. Descarrila al final, con la manía de introducir una exhibición vocal a base de gritos que a Eden le pasa factura porque llega sin fuelle cuando retorna la parte lenta.

– Noruega: Gåte, ‘Ulveham’

Cualquier canción donde suenen guitarras puede considerarse rock en Eurovisión, aunque los puristas no estén de acuerdo, y con razón. Existe tanta escasez del género en el festival que se dan estas inexactitudes. Así que Noruega presenta a un grupo más o menos de rock con una vocalista empeñada en demostrar que posee una voz rompevasos. Por muy rockero que seas (o quizá por eso), estás deseando que la canción acabe.

– España, Nebulossa, ‘Zorra’

Escuchadas las 26 canciones y vistas las 26 actuaciones que competirán este sábado en Malmö (Suecia), Nebulossa se encuentra entre lo mejor. Otra cosa es que los tics y el politequeo del festival nos hunda en la clasificación. Pero Zorra es divertida, no rechina, propone un estilo que se ha practicado mucho y bien en España (de Alaska a La Casa Azul) y el matrimonio formado por Mery Bas y Mark Dasousa derrocha empatía. Hasta parece que Mery Bas ha mejorado en algunos aspectos vocales. Y lo que ya parece un síntoma de la simpatía que derrochan ellos y la canción es que han conseguido que el público (como se demostró en la semifinal), noruegos, irlandeses o letones que no tienen ni idea de español, griten eso de: “Soy más zorra todavía”. Bien por Nebulossa.

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