Vinicius remató al poste y por un momento sobre el Bernabéu pareció pesar la sombra de los seis palos del PSG contra el Borussia Dortmund. Como si contra ese palo rebotaran las esperanzas del Real Madrid de alcanzar una nueva final. Pero el brasileño no se conforma e insistió una y otra vez en las arrancadas por su banda.

Aprovechó la manía que les ha entrado a los entrenadores alemanes de desplazar a su mejor mediocentro al lateral derecho para enloquecer a Kimmich. El alemán tiene el fútbol en la cabeza, pero le faltan piernas y reflejos para contener los regates de Vini. Arrancaba desde el costado y se iba hasta la línea de fondo para buscar el pase atrás que nunca encontró el premio de un gol de un compañero. O se marchaba hacia el centro para ganar espacio para el disparo. Lo intentó una y otra vez hasta que Neuer no pudo más.

El portero alemán las sacó todas hasta que el partido agonizaba. Y la mayoría de ellas eran a disparos de Vinicius. 19 disparos a portería hizo el Real Madrid, 7 entre los tres palos. Y en muchas de ellas estaba Vinicius, que acabó derrotando a Neuer por agotamiento. La última no la pudo agarrar, le rebotó en el pecho y la metió Joselu para dentro. El delantero nacido en Alemania hizo lo que Rodrygo no había acertado a hacer en el disparo de Vinicius al poste. Su remate lo atrapó Neuer.

El disparo que acabó en el primer gol del Real Madrid era posiblemente, la prueba más sencilla que le había puesto el brasileño. Neuer había despejado con solvencia un disparo de Vini que buscaba la parte superior de la portería. Y sin embargo…

El brasileño es de esos futbolistas que detienen el tiempo. Que duermen la pelota en sus pies mientras al contrario que tiene enfrente le sube la tensión por la incertidumbre de saber hacia dónde saldrá. O peor aún, por la certeza de saber por dónde va a salir y ser incapaz de contenerlo.

Vinicius fue decisivo sin necesidad de marcar. Y sin que ninguno de sus pases acabaran en gol. Estuvo menos preciso en la búsqueda de la asistencia que en el remate. Pero eso no cambia su importancia en el partido.

Tampoco cambia la confianza que tiene Ancelotti en él. Vinicius vio cómo se marchaban al banquillo futbolistas decisivos como Kroos, Rodrygo y Bellingham. Pero él no se marchó. Carletto lo aguantó sobre el césped porque siempre puede hacer una jugada genial que cambie el destino del partido. Y el tiempo y Vinicius dieron la razón a Ancelotti.

Vinicius está acostumbrado a ser la referencia del Real Madrid pero a que la cara de las remontadas sean otras. Contra el Bayern volvió a suceder. Otras veces fue Rodrygo, ahora ha sido Joselu el que le ha puesto cara a la remontada. Pero eso no impide que el brasileño siga intentándolo. Una y otra vez hasta que sale. Una y otra vez hasta que marque quien sea para que el partido se ponga del lado del Real Madrid. Kimmich lo sabe. Un mediocentro en el lateral derecho ayuda a la salida de la pelota, pero no puede con Vini.

«Soy un afortunado de poder jugar todos los partidos con esta camiseta. Es un sueño jugar al fútbol sobre todo en el Real Madrid. Yo he salido de Sao Goçalo, que está en Brasil, al otro lado del mundo. Normalmente la gente no sale de allí y puedo estar haciendo una gran historia con este equipo, con mis familiares cerca y con esta afición que me ama tanto y yo hago todo por ellos», dice Vinicius. Para gran parte de esa afición el sueño es verlo cada día por la banda izquierda del Bernabéu.

Compartir
Exit mobile version