Las referencias a la política exterior empezaron incluso antes del bloque de preguntas asignado a la materia, con escaso peso, proporcionalmente hablando, en el conjunto del debate. Nada más empezar, Donald Trump se jactó de que bajo su presidencia EE UU “no estaba en ninguna guerra” en el mundo y denunció la retirada de Afganistán en agosto de 2021 como “el momento más vergonzoso de la historia” del país. Fue un ataque preventivo, inopinado, a su rival, antes de que los moderadores plantearan a los candidatos las dos cuestiones principales de ese bloque: su postura ante la invasión de Ucrania por Rusia y la guerra entre Israel y Hamás.

“Nuestros veteranos y nuestros soldados no soportan a este tipo, yo les gusto más”, soltó sin sonrojo el republicano. “Si tuviéramos un verdadero presidente, al que [el presidente ruso Vladímir] Putin respetara, nunca habría invadido Ucrania. Pero Biden nunca ha parado a Rusia”, denunció falsamente el expresidente.

También arremetió contra su contrincante por dar dinero a Ucrania (“le hemos dado cientos de miles de millones de dólares, cada vez que [el presidente de Ucrania, Volodímir] Zelenski viene a Washington se lleva dinero, es un gran hombre de negocios”, dijo, no se sabe si en tono de broma) y afirmó que, como presidente electo, sería capaz de acabar con la guerra incluso antes de tomar posesión el 20 de enero de 2025, en caso de que resultara elegido.

Biden devolvió el golpe y argumentó que Trump envalentonó a Putin e, ítem más, que si el republicano ganara en noviembre, Rusia extenderá su guerra a Europa y aún más allá del Viejo Continente. “Putin es un criminal de guerra que ha matado a miles de personas, es iluso pensar que se detendrá en Ucrania”. A regañadientes, y repreguntado por el moderador, Putin concedió que “los planteamientos de Putin [la anexión de las regiones ucranias conquistadas para poner fin a la guerra] son inaceptables”, pero, subrayó sin ofrecer una sola propuesta, “esa guerra no tendría que haber empezado”. Al contrario, el republicano aseguró que fue la “embarazosa” retirada estadounidense de Afganistán la que dio alas al presidente ruso. “[A Biden] Le fue tan mal en Afganistán que Putin lo vio y se dijo adelante. Nunca habría invadido Ucrania, e Israel nunca habría sido invadido por Hamás” sin el precedente de la convulsa retirada afgana, dijo, sin pruebas.

La postura de ambos candidatos sobre la OTAN también mostró el foso que les separa. Biden defendió a la Alianza Atlántica y trató de atribuirse el mérito de la unidad mostrada por sus miembros tras la invasión rusa de Ucrania. “Por cierto, conseguí que otras 50 naciones de todo el mundo apoyaran a Ucrania”, dijo satisfecho. En una de las escasas réplicas, el demócrata preguntó a su rival si quería sacar a EE UU de la OTAN, a lo que Trump frunció el ceño y se encogió de hombros, sin responder. “Nunca había escuchado tantas tonterías. Este tipo quiere salirse de la OTAN. ¿Vas a quedarte en la OTAN? Vas a salir de la OTAN”, afirmó sin dudar Biden.

Trump vinculó la triste suerte de muchos veteranos estadounidenses a la entrada masiva de inmigrantes indocumentados en el país, que a su juicio se llevan todos los recursos que los primeros se merecen. El cuestionamiento por parte de Trump del bienestar de los veteranos enfadó a Biden hasta el punto de calificar de “pringado y perdedor” a su rival. Como si de una herida en carne viva se tratara, Biden echó mano de agravios muy íntimos, un supuesto comentario de Trump en el que llamó a los veteranos mamones y perdedores, e invocó la memoria de su hijo Beau Biden, veterano de guerra en Irak y muerto de un cáncer cerebral en 2015. “Mi hijo no era un pringado ni un perdedor. Tú eres el pringado. Tú eres el perdedor”, le espetó Biden visiblemente airado.

En cuanto a Israel, Trump se mostró cauto, cuando no ambiguo, al ser preguntado si apoyaría un Estado palestino, desviando su respuesta, sin venir a cuento, a asuntos extemporáneos, como acuerdos comerciales firmados con Europa. “Hay que dejar terminar a Israel” con Hamás, defendió el republicano, criticando a Biden por tratar de impedir que Israel gane la guerra contra Hamás, y asegurando que el presidente era ahora “como un palestino”, alguien debilitado. El demócrata reafirmó el apoyo de su Administración a Israel (“somos el país que más apoya a Israel en el mundo”) y aseguró que el único que quiere continuar la guerra es Hamás.

Recordando el plan de paz en tres fases de EE UU —fue incapaz de enumerarlas, y definió embarulladamente el primer punto, el intercambio de rehenes por presos palestinos, en una muestra de confusión mental—, el candidato demócrata a la reelección afirmó que goza del apoyo del Consejo de Seguridad, que aprobó, gracias a la abstención de Rusia, una propuesta de resolución que calca el citado plan de paz.

La guerra de Afganistán y la complicada retirada de EE UU en agosto de 2021 fue un meandro en el inconexo discurso de Trump. “Todo iba estupendo, nada de guerras” en el mundo, reiteró el republicano, hasta “el día más vergonzoso de la historia” de EE UU, martilleó, incurriendo con frecuencia en inexactitudes. Por ejemplo, cuando aseguró que bajo su mandato “Irán estaba en bancarrota”. Incluso bajo las sanciones impuestas a Teherán por su Administración, la economía de Irán se mantuvo a flote, con dificultades. Trump no mencionó su decisión de retirar a EE UU en 2018 del acuerdo nuclear firmado con Irán por el demócrata Barack Obama. Biden, perdido en numerosas ocasiones —su propio equipo de campaña dio el debate prácticamente por perdido desde el primer minuto—, desaprovechó la ocasión de recordárselo.

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