Vodafone corre el riesgo de parecer sordo. Después de un proceso de selección de cuatro meses, la compañía de telecomunicaciones eligió a un candidato interno como su nuevo director ejecutivo. El ascenso de la ex directora financiera Margherita Della Valle decepcionará a los inversionistas que esperaban que algún polvo de hadas externo transformara la fortuna del grupo de telecomunicaciones. Della Valle tendrá que tomar algunas decisiones difíciles para tener éxito.
Los desafíos del grupo de telecomunicaciones han sido bien telegrafiados. Se enfrenta a una competencia feroz en sus cuatro mercados europeos clave: Alemania, Reino Unido, Italia y España. Con gran parte de la telefonía móvil ahora comoditizada, es difícil recibir pagos por una mejor calidad. Mientras tanto, la mayor penetración de los servicios de transmisión como Netflix requiere aumentos en la capacidad del ancho de banda, mientras que la implementación de 5G también será costosa. Eso es complicado cuando los rendimientos del capital empleado son del 5 por ciento.
No existen soluciones rápidas. Como directora ejecutiva interina este año, Della Valle eliminó 500 puestos de trabajo de la sede, redujo su comité ejecutivo y delegó la responsabilidad de las decisiones comerciales en las empresas operadoras, algo sensato dada la naturaleza local de los operadores de telecomunicaciones.
Pero la toma de decisiones simplificada y los gastos generales reducidos no serán suficientes. Vodafone ha tenido repetidos esfuerzos de ahorro de costes. Los 45.000 millones de euros de deuda neta de Vodafone constituyen la mayor parte de su valor empresarial. Della Valle debe dejar en claro que no hay vacas sagradas en su cartera tipo conglomerado. Los depredadores ya circulan con e& de los Emiratos Árabes Unidos aumentando recientemente su participación en Vodafone al 14,6 por ciento.
En el Reino Unido, Vodafone ha estado en conversaciones de fusión prolongadas con Three. Estos necesitan ser empujados sobre la línea. En Italia, se rumorea que Vodafone volverá a hablar con el retador móvil Iliad, controlado por el magnate francés Xavier Niel, quien anunció su propia participación del 2,5 por ciento en Vodafone en septiembre. La estructura hipercompetitiva del mercado italiano es una fuente constante de preocupación.
Las pérdidas de cuota de mercado en Alemania, con mucho su país más importante, y en España requieren más inversión en el primero y una venta del segundo. Vender España e Italia podría generar entre 13.000 y 14.000 millones de euros en múltiplos de ebitda actuales, según Citi.
Vodafone ha permitido que su marca se marchite tanto con los clientes como con los accionistas durante años. Della Valle tiene la oportunidad de revertir esta tendencia rompiendo la estructura difícil de manejar creada por sus predecesores.
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