Una vez decididos su futuro, los aspirantes al título de MotoGP se quitan la careta este fin de semana en el GP de los Países Bajos. Todos corren para Ducati, pero el juego de tronos de Marc Márquez ha provocado que tan solo él y Pecco Bagnaia, defensor de la corona, sigan dentro de la familia de la fábrica que marca el paso en la categoría reina. Jorge Martín y Enea Bastianini, los otros dos que hacen cábalas de campeonato, amenazan ahora con llevarse el número uno a Aprilia y KTM tras decidir cambiar de aires despechados.

La traición de los responsables de Bolonia, que pretendían quedárselos a todos hasta que el ocho veces campeón del mundo les amenazó con un plantón inesperado, les da alicientes a unos y otros para demostrarles a quienes son todavía sus jefes que se equivocan… o aciertan. “El plan ha terminado”, dictamina Márquez, que se confirma como el zorro dentro del gallinero en Borgo Panigale. “Desde el año pasado, tenía muy claro cuál era mi plan, y ha salido perfecto”, añade. Quería la mejor moto y el mejor equipo, justo lo que tendrá tras convencer a Gigi Dall’Igna y el resto de los responsables de la marca con su pilotaje, más allá de los evidentes beneficios en términos de marketing.

El 93 cree que su golpe definitivo en Mugello se pudo fraguar gracias a sus méritos en la pista: “Es donde más poder se adquiere, y yo he conseguido lo que buscaba. No me interesaban los demás. Claro que sí, pobre, Jorge Martín se lo merecía, pero en el deporte tienes que ser egoísta”. El catalán es muy consciente de que Ducati ha rechazado a un “pilotazo” como Martín y se ha despedido de otras dos buenas bazas al apostar por él, pero se siente “tranquilo” para encarar ahora los siguientes retos en pista. De momento, deja el título para 2025 y dice centrarse en cosechar más podios y encontrar, por fin, esa primera victoria en más de dos años y medio.

“Te duele, es frustrante, pero tampoco me sorprendió después de tantos años intentándolo”, comenta Jorge Martín, resignado y ya más convencido de su movimiento a Aprilia, donde por fin tendrá la condición inequívoca de líder de proyecto. “Mi objetivo era ser piloto oficial y tener un equipo centrado en mí, y finalmente cumplo ese sueño. Vi que iba a ser más feliz en otro sitio, y voy a un lugar donde realmente me desean”, agrega. El madrileño de Pramac, subcampeón en 2023 y líder del certamen en 2024, siente alivio al poder centrarse, al fin, en dar gas y no otra cosa. Desde la cúpula de Ducati le han asegurado que no habrá diferencia de trato y podrá pelear en igualdad de condiciones hasta el último día, si bien también le hicieron entender hace nada que el asiento rojo era suyo.

Bagnaia, bicampeón reinante de la categoría, se centra en sí mismo y encara con templanza el nuevo reto. “Este mundo no es justo y Jorge se lo merecía mucho, pero si han decidido esto será porque piensan que es lo más adecuado”, apunta, desvinculándose por completo de la decisión. Después de dar la bienvenida a Márquez con un apretón de manos y una sonrisa cómplice, vuelve a pensar en su defensa del título. Él también cree que Martín tiene ahora un estímulo más en la apretada batalla.

El mítico trazado de Assen asistirá este fin de semana a la reanudación del certamen con el líder despechado partiendo con 18 puntos de ventaja sobre Bagnaia y 35 sobre Márquez. Bastianini, cuarto en la tabla, está más descolgado a 57 puntos del líder, aunque él también tiene la mente liberada y ganas de demostrar por qué ha ocupado los dos últimos años el asiento más codiciado de la parrilla. Además de perder a dos de los pilotos más rápidos del certamena, los boloñeses ven como Marco Bezzecchi, otro de sus alumnos aventajados y tercer clasificado en el Mundial de 2023, opta también por cambiar de bando para reforzar a Aprilia, la fábrica vecina. Quién sí seguirá en la familia Ducati es Álex Márquez, a punto de renovar otro año con Gresini.

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