El vértigo se acentúa ante las elecciones más cruciales y apresuradas de la reciente historia francesa. A una semana de la primera vuelta de las legislativas, la incertidumbre es total sobre la futura gobernabilidad de Francia. La extrema derecha está a las puertas del poder, pero no está claro que pueda abrirlas de par en par. Según los sondeos, el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen se quedará sin la mayoría absoluta en escaños que reclama para darle un giro definitivo al país, y para muchos, peligroso. Pero se situará muy cerca de ella.

La tensión ante la posibilidad de un Gobierno de extrema derecha es palpable en los dos bloques que buscan evitarlo, pero que, a la vez, se niegan a aliarse entre ellos en el Parlamento: la alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) y Ensemble (Juntos), el conglomerado de partidos en torno al presidente, Emmanuel Macron, que convocó las elecciones tras perder ante el RN en las europeas, y que las encuestas colocan en tercer lugar.

El NFP, en segundo lugar de intención de voto, pero lejos de la mayoría que le permitiría gobernar, se esfuerza por despejar las dudas del electorado más moderado. Este rechaza sobre todo la posición predominante de la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI) y de su controvertido líder, Jean-Luc Mélenchon.

El jefe de los insumisos ha salido el fin de semana del silencio relativo que mantuvo los primeros días de campaña para volver a dejar claras sus ambiciones, incluida la de ser primer ministro en caso de una victoria de la izquierda. La respuesta ha sido fulminante. “Si quiere ser útil al Nuevo Frente Popular, debería hacerse a un lado y callarse”, replicó este domingo el expresidente socialista François Hollande. El apoyo de Hollande al NFP, incluida su candidatura a un escaño, es considerada una de las garantías de que la alianza electoral de izquierdas no se dejará arrastrar por los insumisos de Mélenchon. “La idea de nominar primer ministro a Mélenchon (…) no ha sido jamás acordada entre las fuerzas del Frente Popular”, ha afirmado el secretario del Partido Comunista, Fabien Roussel.

Del lado de Ensemble, las críticas a la decisión de Macron de convocar elecciones anticipadas no cesan entre sus antiguos aliados más próximos. Revela la amargura de una formación relegada a la tercera posición en la futura Asamblea Nacional. Después de que el ex primer ministro macronista Édouard Philippe acusara al presidente de haber “matado la mayoría presidencial”, el actual titular del cargo, Gabriel Attal, ha reconocido que se deberán hacer “mejor” las cosas en el futuro si logran revalidar el poder, algo cada vez menos probable.

Los sondeos publicados este domingo coinciden en una cosa: el RN, que de la mano de Le Pen ha logrado un avance constante los últimos años, sigue a la cabeza de la intención de voto de los franceses. La encuesta realizada por el instituto Elabe para el dominical La Tribune du Dimanche y la cadena BFMTV sitúa al RN incluso al borde de la mayoría absoluta de escaños. La intención de voto de la primera vuelta (la segunda será el 7 de julio) para los lepenistas sería de hasta el 36% si se le suman los sufragios de una parte del partido conservador Los Republicanos, que se ha visto arrastrada a sumarse a la extrema derecha por su presidente nominal, Éric Ciotti. Una alianza que les daría, según las proyecciones de Elabe, entre 250 y 280 diputados.

La mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, de un total de 577 escaños, es de 289 diputados. El dominical habla de, “como mínimo, una sólida mayoría relativa” para RN, cuyo candidato a primer ministro, Jordan Bardella, ha insistido toda la semana, no obstante, en que solo formará gobierno si tiene mayoría absoluta.

Aunque con una fuerza algo menor, el predominio de RN es claro en todas las encuestas. La de Ifop-Fiducial para el diario Le Figaro y las cadenas LCI y Sud Radio da a la “unión de las derechas”, es decir, RN y Ciotti, el 35% de la intención de voto, que se traduciría, según las primeras proyecciones, entre 200 y 240 diputados. La de Ipsos para Le Parisien y Radio France, que no hace estimación de escaños por considerarlo prematuro, otorga a la extrema derecha una intención de voto total de 35,5% (31,5% RN y 4% los republicanos aliados).

La alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular se sitúa, según Elabe, en segundo lugar, con el 27% de intención de voto y entre 150 y 170 escaños, que otros sondeos, que otorgan a las izquierdas alrededor del 29% de los sufragios, aumentan hasta entre 180 y 210. En un tercer lugar se sitúa el macronista Ensemble, con una media de 20% de voto que les dejaría entre 80 y 110 diputados, muy lejos de los 250 con que contaba en la recién disuelta Asamblea Nacional.

Hay otra previsión coincidente en los sondeos: la probable alta participación en las elecciones, en torno al 62%, muy por encima del 47,5% de 2022. Rozaría casi el 64% que se logró en otras elecciones cruciales, las legislativas de 2002, celebradas poco después de la conmoción por la llegada a la segunda vuelta de las presidenciales de ese año del entonces líder de la extrema derecha, Jean-Marie Le Pen. Fue la primera vez que el entonces Frente Nacional, hoy reconvertido en RN de la mano de su hija Marine, llegaba tan lejos.

El miedo a una llegada de la extrema derecha, 22 años más tarde, es claramente menor, aunque no deja de angustiar a parte de la población. Hasta 170 diplomáticos firman este domingo en Le Monde una tribuna en la que alertan del peligro de un gobierno del RN, históricamente muy próxima a Rusia, en momentos en que Europa tiene una guerra provocada por Moscú a sus puertas.

“No podemos permitir que una victoria de la extrema derecha debilite a Francia y Europa en momentos en que la guerra está aquí”, alertan los diplomáticos que, por estar todavía de servicio, escriben bajo condición de anonimato. “Nuestros adversarios leerán en una victoria de la extrema derecha un debilitamiento francés y una invitación: a la injerencia en nuestra política nacional, a la agresividad contra Europa y, militarmente, al vasallaje económico de Francia y el continente”,

Quienes sí firman con nombre y apellido en el mismo diario son los 800 científicos e investigadores que también alertan en contra de dejarse “invadir por el oscurantismo”. Sin citar expresamente a la extrema derecha, su posición queda clara cuando advierten de que la “garantía de una democracia responsable, madura y duradera” son principios como “la apertura al mundo y la libre circulación de individuos”. También piden “reforzar y no poner en peligro” la Unión Europea, alertan del “peligro inmenso” que supone el “negacionismo climático” y dejan claro que “la xenofobia, el racismo, el antisemitismo o la exclusión de alguien por su pertenencia a un grupo” son líneas rojas.

El rechazo a la extrema derecha ha sacado este domingo a las calles de toda Francia a muchos ciudadanos, convocados por organizaciones feministas y sindicatos que denuncian el “feminismo de fachada” del RN y el “verdadero peligro” que su llegada al poder supondría para los derechos de las mujeres.

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