La inflación ha vuelto a su irregular curso a la baja. En junio, el Índice de Precios al Consumo (IPC) se moderó dos décimas hasta el 3,4%, rompiendo así la racha alcista que había empezado en marzo. La subyacente, que excluye los alimentos frescos y los productos energéticos por ser los más volátiles, se situó en el 3% por segundo mes consecutivo, después de que en mayo sorprendiera a los analistas al repuntar por primera vez en un año. A favor de esta moderación han jugado los carburantes y la buena evolución del coste de los alimentos, mientras que la electricidad ha sido el gran elemento en contra, según ha avanzado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE). La cotización del megavatio hora ha rondado este mes los 54 euros, muy por encima de lo registrado en el mismo mes del año anterior y también en los primeros meses de 2024.

Aunque habrá que esperar a la confirmación del dato por parte del INE para saber con exactitud cuánto se ha encarecido la electricidad, el Instituto Complutense de Análisis Económico (ICAE) estima que ha repuntado en este mes casi un 17% respecto a junio de 2023 y un 6% respecto a mayo. Su evolución al alza implica que para julio el IVA volverá al 10%, según lo establecido por el Gobierno en el paquete de medidas para mitigar la inflación —de acuerdo con el decreto, si el precio promedia los 45 euros por megavatio (MWh) un mes, el recibo del siguiente pasa a estar gravado con el tipo reducido del 10%. Si, en cambio, queda por debajo de ese umbral, el IVA de la siguiente factura salta al 21% precrisis—.

Del lado de los carburantes, los analistas explican que tanto la gasolina como el gasóleo se han ido moderando poco a poco desde mayo, aunque su bajada intermensual no ha sido suficiente para estar por debajo de los valores de 2023. De hecho, en una comparativa interanual, ambos se han encarecido entre un 2,6% y un 2,7%, según el ICAE. Estos tres productos energéticos (gasóleo, gasolina y electricidad) tienen un peso elevado en el IPC general —del 8%—, por lo que su variación determina, junto a los alimentos, cuánto cae el índice global.

Desde el Ministerio de Economía señalan que la reducción del IPC en junio “sigue reflejando la capacidad de la economía española de compatibilizar el mayor crecimiento económico entre los principales países de la zona euro con una moderación de los precios y el mantenimiento de las medidas para seguir reduciendo los precios de los alimentos”.

Repuntes en verano

A falta de los datos desagregados del centro de estadística, los economistas anticipan un nuevo encarecimiento de los servicios, en particular del turismo y la hostelería. En mayo, los paquetes turísticos nacionales registraron un repunte del 17,7% interanual, mientras que los hoteles, hostales y servicios de alojamiento similares se encarecieron casi un 10%. Además, el transporte de pasajeros por mar —es decir, los cruceros— repuntaron un 22%. A puertas del verano y la llegada de millones de visitantes, lo lógico es que estos valores sigan su tendencia alcista. Pero incluso si echan el freno en los meses venideros, la caída será tan suave que no habrá una mejoría en la inflación subyacente, según explica María Jesús Fernández, analista de Funcas. Su previsión es que la tasa vuelva a repuntar en julio y se mantenga en torno al 3% por el efecto escalón. Otro condicionante será la electricidad. Con la llegada de las altas temperaturas en verano y después el frío invernal, el mercado de futuros apunta a los 70 euros por megavatio hora de aquí a fin de año.

Aunque en esta ocasión los alimentos jugaron a favor, lo más probable es que su valor se siga moviendo de arriba a abajo, y viceversa, en los próximos meses. Su persistente fluctuación ha sido determinante para que el Ministerio de Hacienda haya decidido extender, una vez más, la rebaja del IVA. No obstante, la apuesta es que para fin de año la cesta de la compra se estabilice del todo, de ahí que los descuentos vayan a ir disminuyendo de forma escalonada hasta recuperar los tipos impositivos habituales —así, los alimentos básicos pasarían de un tipo del 0% al 4% mientras que las pastas y aceites dejarán el actual tipo del 5% para alcanzar poco a poco el 10%—. La única excepción será el aceite de oliva, que el Gobierno ha decidido incluir en la agrupación de los superreducidos por lo que en un futuro, cuando se eliminen todos estos descuentos, quedará en el 4%.

De acuerdo a lo previsto por el ministerio dirigido por María Jesús Montero, del 1 de julio al 30 de septiembre, los alimentos de primera necesidad mantendrán el tipo actual del 0%, mientras que las pastas y aceites de semilla lo tendrán en el 5%. Entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre, el tipo subirá al 2% en el primer grupo, mientras que ascenderá al 7,5% en el segundo. A partir del año 2025, ambas categorías volverán al impuesto completo.

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