Si se celebrasen elecciones generales ahora, los votantes de la derecha de entre 18 y 24 años se repartirían así: un 17% del total de electores elegiría a Vox; un 15%, al PP, y un 8%, a Se Acabó la Fiesta (SALF), según la última encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la SER. Desde que Alberto Núñez Feijóo dio el salto a la política nacional, hace algo más de dos años, su equipo ha tratado de transformar su estrategia comunicativa para llegar a un “público más diverso” al que aspiraba como presidente de la Xunta, indican fuentes autorizadas de su gabinete, pero con el foco puesto en los últimos meses especialmente en los jóvenes. De ahí que el perfil en redes sociales del líder del Partido Popular haya evolucionado hacia un contenido de vídeos cortos grabados ex profeso, alejados de los convencionales cortes para informativos de televisión o radio. Un plan mediático que ha dado un paso más este jueves, cuando se publica una entrevista de Feijóo concedida a Worldcast, el canal del influencer Pedro Buerbaum, y grabada el martes. Un pódcast audiovisual en el que se da pábulo a teorías de la conspiración; se ataca la Agenda 2030, el feminismo y los migrantes o se desdeñan por completo los impuestos. Y por el que ya han desfilado tanto Santiago Abascal, líder de Vox, como Alvise Pérez, presidente de SALF.

“Hay una comunicación que es muy diferente en la sociedad actual y esa comunicación se lleva a cabo a través de nuevos actores. Y a eso responde la entrevista”, reconoció este miércoles la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, en rueda de prensa. “Nuevos formatos y ambición renovada. A por todas”, escribió en X el portavoz del partido, Borja Sémper. Entre esos “nuevos actores” y “nuevos formatos” a cuyo patrón responde Worldcast, en el que se azuzan bulos ultras, se mueve como pez en el agua Alvise Pérez, que logró tres escaños y más de 800.000 votos en las pasadas elecciones europeas. El líder del SALF debe buena parte de su ascenso fulgurante a estas plataformas de ideología conspiranoica, cuyos principios comparte, como el plató de Pedro Buerbaum —que pisó en agosto de 2023 y en marzo de 2024—, y al que hoy acude por primera vez Feijóo, donde responderá a preguntas sobre impuestos o vivienda.

En el caso del líder del PP, desde Génova aseguran que el primer contacto entre su gabinete y Pedro Buerbaum ocurrió en noviembre. Aunque fue hace dos meses cuando el mismo Feijóo telefoneó al influencer, como hace recientemente “con otros prescriptores” mediáticos para conocer de distintas sensibilidades. Tras aquella conversación, el planteamiento inicial era haber grabado la entrevista para Worldcast en la campaña de las europeas, pero no llegó a materializarse por problemas de agenda. Después vino la cita en las urnas del 9 de junio, en las que Alvise irrumpió como otro actor de la derecha española, con especial penetración en los jóvenes, y como nuevo dolor de cabeza del PP. En la reunión a puerta cerrada celebrada dos días después de los comicios europeos con los barones en la sede del partido en Madrid, Feijóo mostró su preocupación por el mayor grado de fragmentación que supone SALF y se quejó de no comprender cómo, con mucho menos presupuesto en redes sociales que el PP, Alvise Pérez sumaba tal cantidad de seguidores en esas plataformas.

Casi un mes después de aquel comité ejecutivo nacional, el líder popular se sienta junto a Pedro Buerbaum, en un movimiento que recuerda al hecho el año pasado por Pedro Sánchez en el otro lado del tablero. En la campaña del 23-J, el presidente del Gobierno buscó también a los jóvenes, pero de la izquierda, con acciones comunicativas tales como acudir al pódcast de La pija y la Quinqui o explotando en redes sociales los memes de perro sanxe. Y que ha continuado en la última campaña de los comicios europeos al confesarse como uno más del ejército de swifties, las fans de la cantante Taylor Swift.

Desde Génova explican que Feijóo no solo se somete a entrevistadores que estén “alineados” con sus postulados, sino también a otro tipo de perfiles como el de Pedro Buerbaum, “con éxito en la comunicación digital” y “que puede tener una opinión controvertida”. Y recuerdan que el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, también respondió a las preguntas del influencer en su canal. El equipo del líder del PP, que cuando aterrizó en Madrid empezó por atender al programa de Bertín Osborne, ve hoy en plataformas como Worldcast la ocasión para calar en un electorado de millones de seguidores que no leen prensa ni ven televisión convencional ni escuchan la radio tradicional, y seguirán evolucionando hacia más acciones orientadas a “ensanchar” su espectro. No solo con contenido producido para redes sociales, sino publicando a través del entorno digital apariciones de Feijóo en otros contextos donde hasta ahora no se había desenvuelto, como junto a toreros jóvenes (el líder del PP no es taurino) o festivales de música indie. La próxima parada será previsiblemente los conciertos del Mad Cool, a mitad de mes en Madrid.

Junto al coste de oportunidad de asomarse a plataformas orientadas a un público más joven, Feijóo asume al mismo tiempo ciertos riesgos. “Todos están haciendo ese esfuerzo de incorporarse a los nuevos formatos, pero hay colectivos que de manera natural lo hacen mejor”, indica el consultor de Comunicación Luis Arroyo. “Hay que hacerlo, pero parten con desventaja. Alvise ha nacido y se mantiene en ese ámbito: en la gamberrada, en el disparate, que es más propio de las redes que los catch-all parties (”partidos atrapalotodo”), formaciones como PP y PSOE que van a colectivos más amplios. Hay que ser muy cuidadoso para no excederse, porque cuando ves a un político haciendo el ridículo o que resulta incoherente con su personalidad, la gente se ríe. Feijóo es poco espontáneo, no es igual que grabar un vídeo para TikTok editado, que un pódcast como este, en directo”, advierte Arroyo. “Si se prodiga por canales que distribuyen contenidos fake [falsos] vinculados a espacios de la ultra derecha es para intentar captar a sus audiencias”, indica por otra parte la experta en Comunicación Política Verónica Fumanal. “Sin embargo, el efecto no deseado que provocan es que, al mismo tiempo que intenta atraer votantes a sus filas, legitima a ese tipo de plataformas, que siempre estarán más cerca de partidos como Vox o SALF y, por lo tanto, genera que también los votantes del PP empiecen a consumirlos y a radicalizarse”, agrega.

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