El Colegio Notarial de Madrid ha respondido a la información publicada ayer por LA RAZÓN, en la que se hacía eco de la denuncia interpuesta por un vecino de Coslada ante lo que consideraba un «amaño» en el sorteo de viviendas públicas organizado por el Ayuntamiento de la localidad el pasado 1 de julio.

De acuerdo a su comunicado, el Colegio puntualiza que la Empresa Municipal de la Vivienda de Coslada «solicitó que un notario acudiera al sorteo de Bolsa de Vivienda Joven previsto para el 1 de julio para dar fe pública del mismo y levantar acta notarial de los resultados». Además, apuntan que el sorteo, celebrado en el Teatro Municipal de Coslada, estuvo presidido por un «notario que ejerce su función desde hace 36 años».

«La misión del notario consistió únicamente en la extracción de 50 papeletas de la urna, que puso a su disposición la Empresa Municipal de la Vivienda de Coslada.

El notario dio fe, y así lo recogió en el acta notarial que entregó posteriormente a la Empresa Municipal de la Vivienda de Coslada, del nombre de las 50 personas que figuraban en las papeletas extraídas», relatan.

A continuación, «tal y como establece el artículo 61 del Reglamento Notarial», hizo llegar un acta notarial a la Junta Directiva del Colegio Notarial de Madrid, al Juez de Instrucción y al Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en la que relataba los «graves hechos vividos». Eso esto, «las acusaciones recibidas de algunos de los asistentes al sorteo», a pesar de que «había actuado en todo momento con la profesionalidad, transparencia y legalidad que le exigen su función pública como notario».

Denuncia

Según la denuncia a la que tuvo acceso LA RAZÓN, la «mayoría de asistentes» vieron «atónitos» una «serie de irregularidades» que les llevaron a pensar que el sorteo «estaba amañado». A los ejemplos antes referidos, en el relato de los hechos se incluye que el notario extraía varias papeletas a la vez y «desechaba las que él consideraba». Del mismo modo, aseguran que el notario se «negó» a facilitar su número de colegiado cuando le fue requerido por los asistentes. Del mismo modo, relatan que la urna de cartón estaba totalmente forrada, por lo que no se veía su interior, y que el notario comenzó el acto sin presentarse y “verificó” las papeletas «mareando» los papeles de la mesa, porque no fue ni en voz alta ni los vecinos pudieron ver que allí estaban todos los números.

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