La Organización Mundial de Turismo (OMT) puso en marcha una iniciativa en 2021 para lograr que el turismo se convirtiera en un motor de desarrollo y bienestar en las zonas rurales. Hasta la fecha, más de 70 pueblos de casi 40 países han recibido la distinción de Mejores Pueblos Turísticos. Este reconocimiento se otorga a los destinos de turismo rural que destacan por sus atractivos culturales y naturales, su compromiso con la preservación y promoción de los valores, productos y estilos de vida rurales y comunitarios, y el esfuerzo que han hecho por centrarse en innovación y sostenibilidad en todas sus dimensiones. La selección se basa en una evaluación de sus recursos e iniciativas en nueve áreas que cubren los tres pilares del desarrollo sostenible: económico, social y ambiental.

Entre los pueblos de nuestro país elegidos por la OMT destaca Rupit, ubicado en el noreste de la Península Ibérica y que es uno de los pueblos más encantadores de Cataluña. Este tesoro medieval, ubicado en el Espacio de Interés Natural del Collsacabra, es un destino perfecto para quienes buscan historia, naturaleza y tranquilidad.

Qué ver en Rupit, el destino rural más bonito de España

Rupit es una pintoresca ciudad medieval, también conocida como la «ciudad de las brujas». Situada entre Vic y Olot, a una hora y media de Barcelona, era una ciudad fortaleza porque se encontraba en la encrucijada del Imperio Romano. Lo primero que sorprende al llegar es que parece que el pueblo está sacado de un cuento. Rodeado de bosques, con casas de piedra decoradas con flores y pequeñas pastelerías con dulces irresistibles. Un merendero al lado del río y un aparcamiento sirven como punto de partida para visitar este pueblo enclavado en las rocas y que posiblemente sea esta característica la que dio origen a su nombre (rupes es roca en latín). De hecho, sus escaleras están talladas en piedra natural. En los alrededores hay varias masías que pertenecían a la aldea de Pruit y que se anexionaron en 1977 a Rupit dándole el actual nombre de Rupit i Pruit.

En lo alto de la roca quedan los restos de lo que en su día fue una fortaleza defensiva del siglo X. Construida por la Casa Cardona, hoy solo quedan partes de una torre defensiva y la muralla. Las vistas desde la Calle del Fossar o la Plaza dels Cavallers ofrecen una impresionante perspectiva de esta antigua fortaleza.

Son muchas las leyendas que recuerdan los lugareños, pero hay de la que están especialmente orgullosos. Rupit es un lugar mágico, protegido, en el que ni las brujas podían ejercer sus poderes. De hecho, durante una época era habitual que las brujas fueran llevadas hasta Rupit para quemarlas en la hoguera sin que pudieran utilizar su magia para evitarlo.

Un viaje a la edad media a través de las calles de Rupit

El casco histórico de Rupit es una ventana al pasado. Sus calles empedradas, casas de piedra y balcones de madera te transportarán a los siglos XVI y XVII. Pasear por sus tres principales calles, Barbacana, Bac de l’Era y Fossar, es una experiencia mágica donde cada rincón tiene una historia que contar. Merecen una parada la Casa del Herrero, la Casa del Boticario y la Notaría Soler, ejemplos de la arquitectura local con sus antiguos escudos y detalles históricos.

Uno de los lugares más icónicos de este municipio catalán es su puente colgante. Construido en 1945, esta pasarela une las dos zonas del pueblo y ofrece una experiencia única al cruzar sobre la riera de Rupit. Es importante saber que no es apto para personas con vértigo porque tiene unas impresionantes vistas pero se tambalea un poco.

El puente colgante de Rupit, el mayor icono de este municipio

Ya en el corazón del municipio -en la Plaza Mayor- se alza la Iglesia de San Miquel, un edificio del siglo XIII con elementos barrocos y neoclásicos. Su retablo mayor, dedicado a San Esteban y diseñado por Brunet en 1633, es una obra de arte que no puedes perderte. Aunque el interior no siempre está accesible, la vista desde la entrada es suficiente para apreciar su belleza.

Otro edificio religioso que merece la pena el paseo es Ermita de Santa Magdalena. Ubicada a las afueras del pueblo (hay que ir en coche o caminar durante 45 minutos), este pequeño templo del siglo XVII ofrece vistas espectaculares del cauce natural de las aguas de Rupit. Para los amantes de la naturaleza es un buen punto de partida para realizar una ruta de senderismo por la riera a través de un sendero que bordea el barranco y atraviesa bosques y antiguos molinos, ofreciendo un recorrido pintoresco hasta el Puente medieval de Can Badaire, una estructura reconstruida en 1983 que conecta Rupit con Susqueda.

Uno de los saltos de agua más altos de Cataluña

A unos seis kilómetros de Rupit, se encuentra el Salt de Sallent es uno de los saltos de agua más altos de Cataluña, con espectacular una caída vertical de 100 metros. Cerca de allí, la Iglesia de San Joan de Fábregues, documentada desde el año 968, es otro punto de interés que merece la pena conocer. Se puede llegar caminando o en coche, con un breve tramo a pie desde el aparcamiento.

Dónde comer en Rupit

La gastronomía de Rupit es otro de sus grandes atractivos. Los restaurantes locales, como la Fonda Marsal, ofrecen platos típicos de la región, incluyendo embutidos, estofados y productos de la tierra. Disfrutar de una comida en estos establecimientos es una excelente manera de conocer la cultura local a través de sus sabores. Hay muchos bares y restaurantes que ofrecen menús (de 12 a 20 euros) o un menú a elegir. Además sus pequeñas pastelerías ofrecen magdalenas y cocas artesanales y un pan que tiene fama en la región.

Un pueblo medieval pero moderno y sostenibles

Rupit no solo se destaca por su patrimonio histórico y natural, sino también por sus iniciativas modernas. La «Mobile Week Rupit» y el proyecto «Collsacabra Futur» son ejemplos de cómo la tecnología y la sostenibilidad se integran en el desarrollo del pueblo. Estas iniciativas promueven el turismo responsable y el fortalecimiento de la comunidad, destacando el papel de la mujer en el mundo rural y el uso de tecnologías para mejorar la experiencia turística.

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